PRIMER Y SEGUNDO GRITO
Verdades hay muchas, pero la mentira es legión...
- De los tres "gritos de independencia" que la élite criolla
independentista que ha dominado El Salvador nos ha
impuesto vanagloriar y recordar, yo recuerdo que sólo el
Primer Grito el Cinco de Noviembre de 1811 y el Tercer
Grito final el 15 de Septiembre de 182, se celebraban con pompa y
platillo año tras año hasta Duarte.
- ¿Porqué se barajó el Segundo
Grito del 24 de Enero 1814? Yo me he rebuscado entre
varias “Historias de El Salvador” que encontré, pero ninguno se abre de par
en par y claramente explica el desbalance en las celebraciones
independentistas.
- Especular se vale ya que no hay respuesta precisa y
acuciosa, entonces yo sospecho que ese grito de libertad fue
genuino levantamiento del pueblo, un movimiento encabezado por
indios y mestizos, liderados por Pedro Pablo
Castillo, pero lastimosamente apaciguado y traicionado por la
Familia
de León…, y es por eso que ese grito no
resalta cuando la élite
decidió cuál festejar, puedo estar equivocado, quizás porque enero
nunca ha sido mes de escuela y no hay monos majes como fui yo
para mandarlos asolearse y marchar 20 cuadras, pero esta no es respuesta que
llegue a la razón del porqué este "grito" no se celebra al nivel de los otros dos...
- Muy pocos
connacionales se acuerdan que fecha fue el así llamado Segundo
Grito.
-
PRIMER
GRITO
La versión oficial de la insurrección del Cinco de Noviembre de 1811 dice que "José
Matías Delgado, a las 4 de la mañana, lanzó el primer grito de libertad tocando a rebato
las campanas de La Merced"... Pero, ¿Fue así de simple?... Una familia sola por
sí misma no hubiera hecho tanta historia. Se necesitaba el apoyo de las masas y golpes
precedentes para iniciarla. Previo al 5 de Noviembre de 1811 ya había habido pequeños
levantamientos de los mestizos e indios contra la dominación española en todo El Salvador.
Levantamientos que fueron inmediatamente aplastados, pero mostraron el deseo y voluntad
de luchar por los nuevos derechos a que aspiraban esas mayorías.
La versión
de historiadores oficiales, o avocados al sistema que siguió a la independencia, narran
que después que Delgado repicó las campanas de la Iglesia La merced, Manuel José Arce
se trasladó cerca al Ayuntamiento y proclamó la Independencia ante "cientos
de patriotas allí reunidos". Pero nada dicen acerca de que toda las ramas
de la familia de León, descendientes y seguidores, se hallaban presentes vitoreando,
escuchando... y azuzando a las masas. Allí estaban los hermanos Nicolás, Vicente y
Manuel Aguilar, Mariano y Domingo Antonio de Lara, José Simeón Cañas y Villacorta, Juan
Vicente Villacorta, Bernardo Arce y de León (padre de Arce), los hermanos Juan Miguel
y Francisco Delgado y de León (hermanos del cura líder Matías), Leandro Fagoaga (sobrino
de doña Antonia Fagoaga y Aguilar, madre del rico hacendado Manuel J. Arce) los hermanos
Arauzamendi; y entre sus seguidores también había mestizos e indígenas. Sin embargo,
tampoco esto fue así de fácil. El tumulto aumentó y los gritos amenazadores contra los
españoles también aumentó. Esto puso en aprietos a los miembros de la familia de León,
pues temían se les escapara de sus manos la planeada situación que ellos mismos crearon.
Entonces de agitadores pasaron a pacificadores e intervino José Matías Delgado y de
León con su prestigio, su sotana, su superioridad, usando sus mejores esfuerzos logró
calmar momentáneamente a las masas. Se nombra a Manuel José Arce que represente a los
alzados ante el Intendente Antonio Gutiérrez y Ulloa, pero las masas sorpresivamente,
fuera ya de control, asaltan el Salón de Armas apoderándose de los fusiles, lo mismo
asaltan la tesorería del estado y se apoderan del dinero; para empeorar, deponen a
Gutiérrez y Ulloa y nombran sus propios alcaldes y gobernador. Las autoridades centrales
civiles y religiosas en Guatemala declaran a los insurrectos "asesinos herejes".
Ya imposible escapar de la situación, los Delgado, Arce, y otros, trataban,
desesperadamente y públicamente, de encausar el momento a su favor, por lo que ruegan
y predican por calma a las masas en descontrol... Pero mientras, siniestramente,
intermedian otros planes con las autoridades españolas locales y de Cádiz.
La
familia de León quería una independencia pacífica, negociada y arreglada por acuerdos
entre ellos y la junta gobernante española, (a la cual pedían concesiones a cambio
de papel apaciguador) La junta gobernante de España batallaba ella misma contra Napoleón,
no deseaba otra fuente de desgaste; por lo cual había convocado en los próximos meses
del siguiente año una reunión en Cádiz con el objeto de crear una nueva constitución,
y también para buscar soluciones contra las rebeliones en sus colonias.
La
insurrección de Noviembre continuó hasta Enero en Cojutepeque, Usulután, Metapán, Sensuntepeque;
pero colapsó con el aprisionamiento de varios líderes, muchos de ellos miembros del
clan de León, el cual aceptó de buen grado, y hasta alivio, la llegada de tropas españolas
llegadas expresamente de Guatemala para pacificar el país. Los movimientos independentistas
ya se habían esparcido en toda Centroamérica, y cual peste para España, el mismo año
1811, estalla una rebelión en Nicaragua, y en enero de 1812 se rebela Honduras...
Las
cosa en San Salvador quedó con el mismo estado de cosas. Los principales líderes encarcelados,
gran parte de las masas ejecutadas, o internada en prisiones, y José Matías Delgado
y de León enviado a proceso en Guatemala, donde su defensa fue que él sólo cumplió misión
apaciguadora como cura que era. Se obligó a todo el pueblo a jurar la nueva Constitución
española de 1812, aprobada en Cádiz, y el cura Delgado de León da un sermón alabando
la dicha constitución. La situación permaneció mas o menos igual, hasta que llegaron
las elecciones para Alcaldes en 1813.
Después de tres elecciones, una tras otra nulificadas por el nuevo Intendente Cnel.
José María Peynado, -que luchaba usando la nueva Constitución de Cádiz para evitar ganaran
líderes mestizos y la familia de León-, no pudo evitar que cuatro de la familia fueran
elegidos, ellos fueron: Manuel de Arce y de León, Manuel Delgado y de León, Santiago
José Celis (cuñado de Cañas), y finalmente uno de los vencedores por la Alcaldía de barrio
de San Salvador para Primer Alcalde: Juan Manuel Rodríguez (el medio hermano del cura
Delgado de León),... ¡Pero un hombre del pueblo se escabulló con el voto popular como
Segundo Alcalde: Pedro Pablo Castillo Casi en perfecto ritmo, las distintas versiones
oficiales acuerdan que debido a la ebullición generada por los independientes, y a
raíz de las elecciones que explotaron en manifestaciones, mítines, pinta de paredes
con eslogan independentistas, folletines independistas, todo fue debido a que "los
patriotas pedían la libertad del cura Manuel Aguilar". El cura Aguilar, en
1813, aún permanecía preso por su papel agitador de 1811, pero no sólo él estaba preso,
habían muchos patriotas que no eran ricos como el cura Aguilar, y más queridos por
las masas pues eran de los suyos. Los cronistas como Monterrey dicen que Peynado
no tuvo más recurso que dejar libre al reo Aguilar en 1813 debido a las protestas
por su liberación,
¡mientras que el resto fue liberado hasta en 1818!.
Roque Dalton, en su Monografía,
permite conocer la versión ideológicamente opuesta a la oficial... La versión "comunista",
como diría la Tandona, o el rotativo de propaganda "Diario de Hoy".
"El
movimiento del 24 de enero de 1814, en San Salvador... estuvo a punto de transformarse
en una gran insurrección popular organizada. Este grandioso movimiento popular fue
dirigido por el valiente y radical Alcalde Segundo de San Salvador, Pedro Pablo Castillo.
Bajo un plan concebido por él, milicias reclutadas dentro de las masas y armadas con
piedras, garrotes, machetes y otros instrumentos parecidos, fueron destacadas en
los puntos estratégicos de la ciudad. Peinado... había anulado dos veces las elecciones
para la integración de las municipalidades, realizadas conforme a los preceptos de
la Constitución de Cádiz (aprobada en 1812, por las Cortes). En esas elecciones habían
salido victoriosas las fuerzas anticolonialistas, aunque en ese momento estaban encabezadas
por políticos vacilantes que aspiraban solamente a obtener concesiones del régimen
español, sin romper completamente con él. La victoria de las fuerzas populares era
lo que enojaba al intendente y por ello anuló dos veces consecutivas las elecciones.
En
una tercera elección, Peinado consiguió algunos "éxitos," pero comprendiendo
la falsedad de esas victorias y la existencia real de una fuerza popular rebelde,
se orientó hacia el fortalecimiento de un cuerpo de Guardia Civil llamado Voluntarios
Honrados de Fernando Vll... y, apoyándose en ellos, ordenó la captura de todos los
alcaldes de barrio que no eran partidarios suyos. Las masas de trabajadores indígenas
y mestizos se pusieron en movimiento indignadas ante la agresión del intendente, y
Pedro Pablo Castillo se puso a la cabeza de ellas para exigir: la libertad de los
presos políticos y el desarme de los voluntarios... Con el fin de adelantarse a la
acción de las masas, (los criollos) integraron una "Comisión de Notables,"
que se reunió con Peinado y lo convenció de que pusiera en libertad a los alcaldes
presos, para evitar mayores consecuencias. Peinado cedió, más que por las súplicas de
los "notables," por la amenaza que para su autoridad significaba la vasta
movilización popular dirigida por Pedro Pablo Castillo... Los "notables,"
ante la firme actitud adoptada por el alcalde segundo, se dispersaron por la ciudad
y se distribuyeron en los lugares donde estaban listos los destacamentos populares
en espera de las órdenes para entrar en acción. En esos lugares dieron principio a
una labor de ablandamiento, argumentado a los rebeldes que con toda seguridad serían
aplastados por el enemigo e instándolos a abandonar sus puestos de combate. El prestigio
que Arce, Celis, Rodríguez y demás próceres, tenían entre las masas, les permitió convencer
a la mayor parte de los hombres de Castillo, logrando así desmontar la insurrección,
cuando estaba a punto de producirse... El intendente ordenó la carga de sus tropas
sobre las desmoralizadas fuerzas populares, agenciándose una fácil victoria que no
se detuvo en dispersar a los rebeldes, sino que continuó con decenas de capturas entre
las que se contaron por cierto, las de los mismos próceres que con sus vacilaciones,
con sus apaciguamientos e inconsecuencias, habían contribuido tanto a la derrota del
pueblo. Después, en los juicios instruidos contra ellos (los llamados 'Juicios de
infidencia") confesaron paladinamente su participación en el apaciguamiento y
desmoralización de los insurgentes, acusando a Castillo de ser el único responsable
de los sucesos, y prometiendo fidelidad al rey de España".
Pero de
todos los próceres de la primera familia oligarca de El Salvador, para 1821 sólo sobrevivían
cuatro: José Matías Delgado y de León, Manuel José Arce de León y Fagoaga, José Simeón Cañas
y Villacorta, y Juan Manuel Rodríguez de León. Todos los demás habían caído en su lucha
por la Independencia de España, pero sin saborearla... La cual concluyeron sus primos
con un Tercer Grito.
Tamen