- Ella, más
que mi maestra, parecía la bruja salida
de mi libro de cuentos fantásticos, con un peculiar lunar en su puntiaguda
nariz. En mi resentimiento de niño, siempre pensé en
el regalo ideal para ella, en el día
del maestro: "UNA ESCOBA". Si
señores, ella era una bruja, pero una bruja de las Matemáticas y de las
Ciencias!.
- Con los
años, lo que nunca parecía desgastado era su voz, su temperamento y su memoria.
- Ah! pero
que sabia era mi maestra Lorenza, no había tema de su época, que no manejara
con lujo de destreza: Música, Letras,
Matemáticas, Historia etc.
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