Un humilde reconocimiento
a los maestros, hoy vengo a ofrecer.
Darles mi
más efusivo agradecimiento
por alumbrarme con la luz del saber.
Desde la
"profe" de la primaria,
y el señor de Moral y Urbanidad;
pasando por
mis "maistros" de secundaria,
hasta los catedráticos de la Universidad.
A
todos aquellos que pusieron en mi memoria
los conocimientos que hoy tengo.
Ninguno
de ellos era rico, o de abolengo;
pero son Reyes y Arquitectos de mi historia.
A
mi "seño" del Parvulario,
a quién recuerdo con mucho cariño.
Siempre
me trató como a un niño,
aún cuando era universitario.
A los "profes"
que a leer me enseñaron,
así como también música y canto.
Gracias a los que provocaron
mi llanto
cuando por "copión" me aplazaron.
Gracias al "ruco"
de aritmética
por enseñarme el modo correcto
de resolver el trinomio cuadrado
perfecto
aunque su clase era aburrida y kilométrica.
Gracias a la "maistra"
de Literatura
por presentarme al Qüijote de Cervantes.
El Hidalgo que luchó contra
molinos gigantes
en su andanza de La Mancha a Extremadura.
Gracias por
leerme las obras de Homero, el ciego;
los poemas de Darío y Sor Juana Inés de la
Cruz.
Las rimas burlonas de Quevedo, el andaluz,
y las fábulas de Esopo y Samaniego.
Gracias
al "maistro" de Anatomía
que me enseñó la maravilla del cuerpo humano,
y a tratar como a mi propio hermano
a todo animalito de la zoología.
Muchas
gracias a Don Tanchito,
pués al magisterio llenó de gloria.
Era mi "maistro"
de historia.
siempre con su pantalón blanquito.
Gracias al señor de geografía
que
me enseñó el vasto mundo.
También le tengo aprecio profundo
al "profe"
de trigonometría.
"Senkiu very mach", a mi "Inglish tícher",
que
me enseñó a hablar como Westinghouse;
aquel gringo que dijo: "cada quién para
su jáus",
y que en el beisbol de los "Yunáis" era pitcher.
Muchas
gracias Señor Director
por ponerme cero en conducta;
pués en un momento de ira
abrupta
me lo soné con el borrador.
A la "maistra" que química
me daba
le doy las gracias por todos sus intentos
de enseñarme la Tabla de los
Elementos.
Me los zampó a pura guayaba.
Gracias a todos por apartar los
nubarrones
de la ignorancia y del oscurantismo.
No me olvido de mi "maistro"
de Civismo
por enseñarme buenos modales, a coscorrones.
Gracias, pués se
preocuparon de mi futuro
y de moldear mi espíritu rebelde y tozco.
Aunque tarde,
hoy lo reconozco,
ahora que soy un hombre maduro.
Por último, infinitas
gracias le quiero dar
a Jesús, el Maestro Divino;
que al tranformarse en Pan
y Vino
me enseñó a conjugar el verbo AMAR.
Para todos ellos va este canto
de amor
que todavía conservo en mi memoria:
"Dulces himnos cantemos
de gloria,
al maestro abnegado en loor..."