LA PERLA DEL CARIBE

JULIÁN DEL CASAL
1863-1893

    Su vida fue corta y murió de Hemoptisis. Fue periodista, crítico teatral y literario. Casal representa, mejor que ningún otro en su generación, el Neorromanticismo decadente. Su obra, en verso y prosa estuvo repleta de dolor y muerte, el hastío y la inadaptación, la amargura y la impotencia, el ansia insaciable de evasión. Rubén Darío lo conoció en su paso por la Habana (1892) le llamó "Hondo y exquisito príncipe de melancolías".

EL ARTE

Cuando la vida como fardo inmenso,
pesa sobre el espíritu cansado
y ante el último Dios flota quemado
el postrer grano de fragante incienso;

cuando probamos con afán intenso,
de todo amargo fruto envenenado
y el hastío, con rostro enmascarado,
nos sale al paso en el camino extenso;

el alma grande, solitaria y pura
que la mezquina realidad desdeña,
halla en el Arte dichas ignoradas,

como el alción, en fría noche oscura,
asilo busca en la musgosa peña
que innunda el mar azul de olas plateadas.

 

 

HELENA

Luz fosfórica entreabre claras brechas
En la celeste inmensidad y alumbra
Del foso en la fatídica penumbra
Cuerpos hendidos por doradas flechas;

Cual humo frío de homicidas mechas
En la atmósfera densa se vislumbra
Vapor disuelto que la brisa encumbra
A las torres de Ilión, escombros hechas.

Envueltas en veste de opalina gasa,
Recamada de oro, desde el monte
De ruinas hacinadas en el llano,

Indiferente a lo que en torno pasa,
Mira Helena hacia el lívido horizonte
Irguiendo un lirio en la rosada mano.

FLORES

Mi corazón fue un vaso de alabastro
donde creció, fragante y solitaria,
bajo el fulgor purísimo de un astro
una azucena blanca: la plegaria.

Marchita ya esa flor de suave aroma,
cual virgen consumida por la anemia,
hoy en mi corazón su tallo asoma
una adelfa purpúrea: la blasfemia.

JOSÉ MARTÍ
1853-1895

    Fue pensador, político, literato, poeta, periodista y dedicó toda su vida a la causa de la Independencia de su patria, hasta entregar su vida en el campo de batalla por su causa.
        Existe numerosas literatura que cubre su vida,. Martí dejó numerosas prosas, entre ellas ensayos, tópicos filosóficos y temas estéticos, discursos y artículos políticos, y un epistolario vasto y de alta calidad literaria, literatura infantil como los cuentos de su revista 'La edad de oro" (1889); también incursionó en menor grado en el teatro y la novela.
        Su poesía parece sostenida con un néctar de íntimidad, pero con sólido tono ético. Su expresividad le permite transmutar sus pensares y sentimientos en visiones simbólicas de gran plasticidad y novedad. Como lo expresa su primer libro poético "Isamelillo: Quince epifanías dedicadas al hijo ausente". Su imagen de hombre luchador y combatiente se realza en su libro "Versos Libres".
YUGO Y ESTRELLA
 
Cuando nací, sin sol, mi madre dijo:
-flor de mi seno, Homo magno generoso, de mí y de la creación suma y reflejo, Pez que en ave y corcel y hombre se torna,
Mira estas dos, que con dolor te brindo,
Insignias de la vida: ve y escoge.
 
Este, es un yugo: quien lo acepta, goza:
Hace de manso buey, y como presta
servicio a los señores, duerme en paja
caliente, y tiene rica y ancha avena.
 
Ésta, oh misterio que de mí naciste
cual la cumbre nació de la montaña,
ésta, que alumbra y mata, es una estrella:
Como que riega luz, los pecadores
huyen de quien la lleva, y en la vida,
cual un monstruo de crímenes cargado,
todo el que lleva luz se queda solo.
Pero el hombre que al buey sin pena imita, buey vuelve a ser, y en apagado bruto la escala universal de nuevo empieza.
 
El que la estrella sin temor se ciñe,
como que crea, crece!
cuando al mundo.
De su copa el licor vació ya el vivo:
Cuando, para manjar de la sangrienta
fiesta humana, sacó contento y grave
su propio corazón: cuando a los vientos
de Norte y Sur vertió su voz sagrada,-
la estrella como un manto, en luz lo envuelve, se enciende, como a fiesta, el aire claro, y el vivo que a vivir no tuvo miedo, se oye que un paso más sube en la sombra!
 
Dame el yugo, oh mi madre, de manera
que el puesto en él de pie, luzca en mi frente mejor la estrella que ilumina y mata.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
HOMAGNO
 
Homagno sin ventura
La hirsuta y retostada cabellera
Con sus pálidas manos se mesaba.

"Máscara soy, mentira soy, decía;
estas carnes y formas, estas barbas
y rostro, estas memorias de la bestia,
que como silla a lomo de caballo
sobre el alma oprimida echan y ajustan,
por el rayo de luz que el alma mía
en la sombra entrevé, —¡no son Homagno!
Mis ojos sólo, los míos caros ojos,
que me revelan mi disfraz, son míos,
queman, me queman, nunca duermen, oran, y en mi rostro los siento y en el cielo, y le cuentan de mí, y a mí dél cuentan.
¿Por qué, por qué, para cargar en ellos
un grano ruin de alpiste mal trojado
talló el creador mis colosales hombros?
Ando, pregunto, ruinas y cimientos
vuelco y sacudo; a sorbos delirantes
En la Creación, la madre de mil pechos,
Las fuentes todas de la vida aspiro:
Muerdo, atormento, beso las callosas
Manos de piedra que golpeo
Con demencia amorosa; su invisible
cabeza con las secas manos mías
acaricio y destrenzo; por la tierra
me tiendo compungido, y los confusos
pies, con mi llanto baño y con mis besos, y en medio de la noche, palpitante, con mis voraces ojos en el cráneo y en sus órbitas anchas encendidos, trémulo, en mí plegado, hambriento espero, por si al próximo sol respuestas vienen:
Y a cada nueva luz, de igual enjuto
modo y ruin, la vida me aparece,
como gota de leche que en cansado
pezón, al terco ordeño, titubea,
-como carga de hormiga,- como taza
de agua añeja en la jaula de un jilguero".

De mordidas y rotas, ramos de uvas
estrujadas y negras, las ardientes
manos del triste Homagno parecían!
Y la tierra en silencio y una hermosa
voz de mi corazón, contestaron.

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Karl Marx
Buenos Aires, 13 y 16 de mayo 1883
        Ved esta gran sala. Karl Marx ha muerto. Como se puso del lado de los débiles, merece honor. Pero no hace bien el que enseña remedio blando al daño. Espanta la tarea de echar a los hombres sobre los hombres. Indigna el forzoso abestiamiento de unos hombres en provecho de otros. Mas se ha de hallar salida a la indignación, de modo que la bestia cese, sin que se desborde, y espante. Ved esta sala: la preside, rodeado de hojas verdes, el retrato de aquel reformador ardiente, reunidor de hombres de diversos pueblos, y organizador incansable y pujante. La Internacional fue su obra: vienen a honrarlo hombres de todas las naciones. La multitud, que es de bravos braceros, cuya vista enternece y conforta, enseña más músculos que alhajas, y más caras honradas que paños sedosos. El trabajo embellece. Remoza ver a un labriego, a un herrador, o a un marinero. De manejar las fuerzas de la naturaleza, les viene ser hermosos como ellas.
        New York va siendo a modo de vorágine: cuanto en el mundo hierve, en ella cae. Acá sonríe al que huye; allá, le hacen huir. De esta bondad le ha venido a este pueblo esta fuerza. Karl Marx estudió los modos de asentar al mundo sobre nuevas bases, y despertó a los dormidos, y les enseñó el modo de echar a tierra los puntales rotos. Pero anduvo de prisa, y un tanto en la sombra, sin ver que no nacen viables, ni de seno de pueblo en la historia, ni de seno de mujer en el hogar, los hijos que no han tenido gestión natural y laboriosa. Aquí están buenos amigos de Karl Marx, que no fue sólo movedor titánico de las cóleras de los trabajadores europeos, sino veedor profundo en la razón de las miserias humanas, y en los destinos de los hombres, y hombre comido del ansia de hacer bien. El veía en todo lo que en sí propio llevaba: rebeldía, camino a lo alto, lucha.
        Aquí está un Lecovitch, hombre de diarios: vedlo cómo habla: llegan a él reflejos de aquel tierno y radioso Bakunin: comienza a hablar en inglés; se vuelve a otros en alemán: "¡da! ¡da!" responden entusiasmados desde sus asientos sus compatriotas cuando les habla en ruso. Son los rusos el látigo de la reforma: mas no, ¡no son aún estos hombres impacientes y generosos, manchados de ira, los que han de poner cimiento al mundo nuevo: ellos son la espuela, y vienen a punto, como la voz de la conciencia, que pudiera dormirse: pero el acero del acicate no sirve bien para martillo fundador.
        Aquí está Swinton, anciano a quien las injusticias enardecen, y vio en Karl Marx tamaños de monte y luz de Sócrates. Aquí está el alemán John Most, voceador insistente y poco amable, y encendedor de hogueras, que no lleva en la mano diestra el bálsamo con que ha de curar las heridas que abra su mano siniestra. Tanta gente ha ido a oírles hablar que rebosa en el salón, y da en la calle. Sociedades corales, cantan. Entre tanto hombre, hay muchas mujeres. Repiten en coro con aplauso frases de Karl Marx, que cuelgan en cartelones por los muros. Millot, un francés, dice una cosa bella: "la libertad ha caído en Francia muchas veces: pero se ha levantado más hermosa de cada caída". John Most habla palabras fanáticas: "Desde que leí en una prisión sajona los libros de Marx, he tomado la espada contra los vampiros humanos". Dice un Magure: "Recocija ver juntos, ya sin odios, a tantos hombres de todos los pueblos.
        Todos los trabajadores de la tierra pertenecen ya a una sola nación, y no se querellan entre sí, sino todos juntos contra los que los oprimen. Recocija haber visto, cerca de lo que fue en París Bastilla ominosa, seis mil trabajadores reunidos de Francia y de Inglaterra. " Habla un bohemio. Leen carta de Henry George, famoso economista nuevo, amigo de los que padecen, amado por el pueblo, y aquí y en Inglaterra famoso. Y entre salvas de aplausos tonantes, y frenéticos hurras, pónese en pie, en unánime movimiento, la ardiente asamblea, en tanto que leen desde la plataforma en alemán y en inglés dos hombres de frente ancha y mirada de hoja de Toledo, las resoluciones con que la junta magna acaba, en que Karl Marx es llamado el héroe más noble y el pensador más poderoso del mundo del trabajo. Suenan músicas; resuenan coros, pero se nota que no son los de la paz.

LA NIÑA DE GUATEMALA

Quiero, a la sombra de un ala,
contar ese cuento en flor;
la niña de Guatemala
la que se murió de amor.

Era de lirio los ramos,
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...

Ella dió al desmemoriado
una almohadilla de amor;
él volvió, volvió casado:
ella se murió de amor.

Iban cargandolas en andas
obispos y embajadores:
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...

Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador,
él volvió con su mujer:
ella se murió de amor.

Como de bronce candente
al beso de despedida,
era su frente ¡la frente
que más he amado en mi vida!.

Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.

Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos;
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.

Callado, al obscurecer,
me llamó el enterrador,
¡nunca más he vuelto a ver
a la que se murió de amor!

 

 

 

 

 

POÉTICA

La verdad quiere cetro. El verso mío
puede, cual paje amable, ir por lujosas
salas, de aroma vario y luces ricas,
temblando enamorado en el cortejo
de una ilustre princesa o gratas nieves
repartiendo a las damas. De espadines
sabe mi verso, y de jubón violeta
y toca rubia, y calza acuchillada.
Sabe de vinos tibios y de amores
mi verso montaraz; pero el silencio
del verdadero amor, y la espesura
de la selva prolífica prefiere:
¡Cuál gusta del canario, cuál del águila!

VERSO XLIV

Tiene el leopardo un abrigo
En su monte seco y pardo:
Yo tengo más que el leopardo,
porque tengo un buen amigo.

Duerme, como un juguete,
la mushma en su cojinete
De arce del Japón: yo digo:
"No hay cojín como un amigo".

Tiene el conde su abolengo:
Tiene la aurora el mendigo;
Tiene ala el ave: ¡yo tengo
Allá en México un amigo!

Tiene el señor presidente
Un jardín con una fuente
Y un tesoro en oro y trigo:
Tengo más, tengo un amigo.

GABRIEL DE LA CONCEPCIÓN VALDÉZ
-PLÁCIDO-
1809-1844

        Poema recitado camino al patíbulo:

Ser de inmensa bondad, Dios poderoso,
a vos acudo en mi dolor vehemente;
extended vuestro brazo omnipotente,
rasgad de la calumnia el velo odioso
y arrancad este sello ignominioso
con que el mundo manchar quiere mi frente.

Rey de los Reyes, Dios de mis abuelos,
vos sólo sos mi defensor. Dios mío:
Todo lo puede quién al mar sombrío
olas y peces dió, luz a los cielos,
fuego al sol, giro al aire, al Norte hielos,
vida a las plantas, movimiento al río.

Todo lo podéis vos, todo fenece
o se reanima a vuestra voz sagrada;
fuera de vos, Señor, el todo es nada
que insondable eternidad perece,
y aún esa misma nada os obedece
pues de ella fue la humanidad creada.

Yo no os puedo engañar, Dios de clemencia;
y pues vuestra eterna sabiduría
ve al travéz de mi cuerpo el alma mía
cual del aire a la clara transparencia,
estorbad que humillada la inocencia
bata sus palmas la calumnia impía.

Más si cuadra a tu suma omnipotencia
que yo perezca cual malvado impío,
y que los hombres mi cadaver frío
ultrajen con maligna complacencia,
suene tu voz y acabe mi existencia;
cúmplase en mí tu voluntad, Dios Mío.

Tamen

Sigue>>>>>GUATEMALA
Continúa.........BOLIVIA
MIGUEL ANGEL BUESA
AFICIONADOS HISPANOPARLANTES
MUSEO CIBERNÉTICO
WILFREDO LAM
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