La palabra "oligarquía" (hecha tan famosa por Monseñor Oscar Arnulfo
Romero en la década de los 70s) es un vocablo que deriva del griego. El diccionario
"Pequeño Larousse" (1990) precisa la raíz: Oligos = pocos, y
arkhé = gobierno. Y lo define como "Gobierno ejercido exclusivamente
por algunas familias poderosas". El diccionario "multimedia" Encarta
(1999) proporciona más precisas definiciones: 1) Forma de gobierno en que el poder
está en manos de un grupo de personas, generalmente pertenecientes a una misma clase
social. 2) conjunto de algunos poderosos negociantes que se unen para que
todos los negocios dependan de su arbitrio. De acuerdo a estas definiciones la
evidencia histórica indica que monseñor Romero no se equivocó, no cabía otro epíteto a
los regímenes que, con rarísimos lapsos, han gobernado El Salvador desde la independencia
criolla...
Pero, ¿cómo se consolidaron en el poder definitivo estas ascendientes oligarquías
criollas? ¿Cómo es que el grupúsculo 2% de la población ha doblegado las aspiraciones
de una mayoría?
Todo comenzó con la pujante industria del café que había crecido
a su máximo en 1900. La semilla de café fue traída a El Salvador por un brasileño en
1832. La tierra se manifestó propicia para su cultivo industrial. Entonces el gobierno,
en 1846, decretó exenciones de impuesto de exportación para las haciendas que cultivaran
el café, aún liberó del reclutamiento forzoso a los campesinos que trabajaran en los
cultivos. El cultivo del café se volvió rápidamente en la única industria lucrativa de
la nación. Sin metales preciosos, ni petróleo, ni abundante extensión de tierra fértil...
el café fue una rara dádiva... pero no constante o segura... y dependiente a los cambios
de clima y la especulación en precios.
El nuevo siglo encontró una creciente
clase de terratenientes enriqueciéndose con la industria y cultivo del café. Además,
esto atrajo a los extranjeros de todas partes: Cristiani, Dalton, Hill,
Simán, Wright,
Essersky,
Dabuisson, Choussy, Poma, Bahaia, Saca, Schwartz, Schonemberg… Árabes, hebreos, gringos,
ingleses, alemanes, españoles, franceses, etc, llegaron alrededor de 1900 a explotar
más al mestizo -ya mayoría- que conformaba la clase trabajadora del campo que hoy llamamos
campesino. Inicialmente esta inmigración fue mal vista por las familias criollas nativas,
cosa natural, y los más conservadores dificultaron la entrada y estadía de algunos
inmigrantes; pero estos extranjeros traían dinero e hicieron compromisos con los criollos, además
que sus apellidos encantaron al criollo y así se iniciaron la alianzas matrimoniales
similar al medioevo. El resultado fue una alianza que formó la élite autócrata de El
Salvador y que perdura hasta este día.
El nuevo siglo también encontró a España
fuera del escenario americano y mundial. Pero fue el surgimiento de USA como potencia
lo que sellaría el destino de Hispanoamérica en el siglo XX. Desde 1845 los gringos,
a punta de pistola, habían robado a México los territorios de Texas (extensión de Coahuila),
Nuevo México, Arizona, California y sur de Colorado. En esa guerra capturaron Veracruz
y desfilaron por sus calles entonando el canto "green growths back
home..." motivo el cual los veracruzanos los apodaron eternamente como "gringos",
término que yo prefiero en vez de estadounidense, pues me niego llamarlos "americanos". En 1898 ellos mismos hicieron explotar el crucero Maine para declarar la guerra a
España y robarle Puerto Rico, Hawai, Islas Marianas, Filipinas... Estados Unidos se alineaba
un imperio en América con la política del "gran garrote". El historiador
costarricense Vicente Sáenz en su libro "Nuestras Vías Interoceánicas"
dice que "sólo entre 1900-1933 hubo cuarenta intervenciones armadas estadounidenses
a Latinoamérica". Después de robar tierras, su interés se volcó en un canal.
Los anglos era el único imperio que quedaba en su afán. La "Pérfida Albión",
-que también después de robar- había edificado inversiones económicas en la región, veía
con recelo las intenciones gringas.
Inglaterra era el mayor comprador de
café salvadoreño en 1900. La industria había crecido tanto que 40% de la superficie
territorial ocupaba su cultivo. Esto hizo necesarias nuevas vías de acceso para su
transporte. Entonces los ingleses exigieron y obtuvieron la concesión del Ferrocarril
de Occidente en la zona más rica de cultivo de café: Santa Ana, Ahuachapán y Sonsonate.
Con esta industria y esta concesión se enriquecieron aún más las camarillas familiares. La élite comenzó a construir casinos, palacios, museos, cuarteles y cárceles... ¡pero
no escuelas!.