DAVID ESCOBAR GALINDO

Poeta, novelista y abogado. Nació en el departamento de Santa Ana en 1943, donde ha sido nombrado Hijo Meritísimo. Participó en las negociaciones de paz por parte del gobierno con la guerrilla salvadoreña realizada en México en 1992.
Miembro de la Academia Salvadoreña de la Lengua y ganó los premios florales de Quetzaltenango en 1980, 81 y 83.
Ha publicado numerosos trabajos literarios y es columnista de un rotativo escrito salvadoreño... Actualmente funge como decano de la universidad José Matías Delgado en San Salvador.

DEVOCIONARIO
I
La paz no necesita de los héroes.
el heroísmo de la paz es otro.
Es un sereno paso sin angustia
por aquel campo en que acechaban minas.
Y es sobre todo ese convivio afable
de la diversidad de los anónimos.

II
La paz cierra la cripta de los mártires
y los deja dormir, para que olviden
que la tierra es el sitio pavoroso
donde todos los miedos son posibles
Bien se merecen su corona de oro,
bajo la condición de que se duerman.

III
La paz no la hace nadie. se hace sola.
Lo importante es sembrar una semilla.
La gente piensa que la guerra es fuerte:
!Qué va! La guerra es sólo un aneurisma.
Alguien la pincha, y se desangra toda.
La paz en cambio es la verdad de un árbol.

IV
No me pregunten por qué soy pacífico.
Es algo natural, quizás congénito.
Esto es lo que talvéz muchos no entienden
Que no todo poeta es un revólver.
Por mí, que los revólveres se esfumen.
Eso sí: No me toquen a la rosa.
EL REENCUENTRO
 
No te encontraba, Dios, desde hace tanto.
Es cierto: te rezaba, te pedía;
pero eso es sólo la ansiedad que envía
sondas de luz desde el vital quebranto.

Hallarte es otra cosa. Es otro encanto,
otra necesidad. Y hasta diría
que es la más entrañable fantasía:
gozar de tu memoria el adelanto.

Y eso es lo que hago ahora: te disfruto,
sin la intimidación del absoluto;
ya puro corazón que te consume.

Sorbo tu voz y tu silencio, a una.
Y, sin pedirlo, tengo la fortuna
de respirar a ciegas tu perfume
.
 
 

EL DIOS DEL AIRE
(Sueño tras la batalla de acaxualt)

La flecha que en el muslo de Alvarado clavara
su rúbrica de fuego, levantóse en un chorro
que, luego repartiéndose en huacales de morro,
fue a temblar en las piedras cinceladas del ara.

El aire reflejó mil caras en la cara
del tiempo. Entre las nubes de polvo, el abejorro
vió despertar al hombre dormido en su chinchorro
y un lucero terrible fue el dolor que volara.

Por la trenza del aire con el fuego escurrióse
la historia de este pueblo que siempre madrugara
para llegar al sueño al filo de las doce.

Y al filo de las doce --mediodía que ampara--
el aire alzó entre espasmos de nostálgico goce
la flecha que en el muslo de Alvarado clavara.

EL DUEÑO DEL MUNDO
(Felipe II, en su ventanuco de El Escorial)

Una nube de sal descalza el horizonte.
La cuadrícula exacta del alto ventanillo
sólo permite un trozo de ese cielo amarillo
que es el cielo de un mundo desvelado y bifronte.

Desde ahí, una mirada va inventando su mundo.
Va inventándolo a ciegas con pasión castigada.
Y una mano en la piedra se posa, descarnada,
mientras el dueño de ella se asoma a lo profundo.

Lo profundo es el valle, donde humean las chozas.
Donde quizás las aves se escondieron, medrosas.
Donde un aura --el espíritu del señor-- hace nido.

Piensa en algo, quizás. Una espuma lejana.
O esa noche que vela de pronto su ventana.
--Nuestro rey don Felipe se ha quedado dormido

NUESTROS ÁRBOLES

EL TIGÜILOTE
La tierra nos recuerda
su verdad más antigua
con frutos que son lágrimas
de ceniza.

EL AMATE
Bajo el cielo de polvo
duerme la siesta,
frondoso como un Príncipe
de la Iglesia.

EL ÁRBOL DE FUEGO
Antes que el sol
desate su ofensiva matinal,
va quemando sus naves
un invisible capitán.

EL MAQUILIGÜE
La tarde asoma,
y el verano
la saluda con una multitud
de pañuelos rosados.

EL CORTEZ BLANCO
A la luz del llameante
mediodia
alguien sueña que en tierra
quedaron los galeones
que llevaban el oro de las Indias.

EL MADRECACAO
Amaneció vestido de rapsoda
-soñando con la Iliada rosada-.
Pero su canto fué tan sólo
un fuego triste de chicharras.

EL BAMBÚ
Lanzador de Cuchillos
que por la noche atiende un restorán
donde cenan los grillos.

EL ALMENDRO DE RÍO
Al pie del río verde
-bajo cielo de lumbre aguamarina-
un ángel pule cada hoja
con su verde saliva.

EL MULATO
Enamorado de la aurora,
cambia de traje
cada vez que su amada
lanza una nueva moda de celajes.

LA CEIBA
Quiere decirle al mar
su pródiga ternura,
y le envía por eso
cartas y cartas
que son rollos nostálgicos de espuma.

EL CONACASTE
En la mitad del llano
-garzas del río Lempa lo saludan-
es un enorme tímpano
que florece en orejas diminutas.

EL MORRO
Guarda en sus jícaras
el últimomensaje
de los indios que huyeron
a la montaña inexpugnable.

EL VERBO PATRIA

Este sabor del verbo Patria,
mezcla de azúcar y de polvo,
que nos enciende las palabras
con un acento soledoso,
eco de espuma sin memoria,
pulso del verde río histórico
en que lavaron sus escorias
los oscuros y los gloriosos,
porque la Patria es una lumbre
donde todos somos iguales:
el que ordeña a primeras luces
y el que asierra los conacastes,
el que hace figuras de barro
y el que escribe tímidos versos,
la que vende en nuevos mercados
y el que pone su firma y sello,
los que levantan edificios
y los que entierran tuberías,
los que enseñan los logarítmos
y los que cantan en las misas;
y es un color de vieja música
que cruza humanos territorios,
mezcla de sueños y penurias,
mezcla de azúcar y de polvo...

Este sabor del verbo Patria,
encarnación del viento que habla.

Tamen

Sigue..........WALDO CHAVEZ  VELASCO
Continúa>>>>>IRMA LANZAS
REGRESO CONTEMPORÁNEOS
A COLOR, BLANCO Y NEGRO ES HERMANDAD
POETAS AFICIONADOS
HUMORISMO GUANACO
MUSEO CIBERNÉTICO
ESCRITORES PANAMERICANOS
CUSCATLÁN ÍNDICE