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ME VOY PA´L NORTE
Me voy pa'l Norte al finial cabo queneste país de mierda a otro le
queda la ganancia.
Cachimbu'egente que si'a ido y no solo poresu'e la guerra. Se
jueron porque nu'abiya trabajo y eso fue muchu'antes de lo de las balaceras, cuando
todaviya no habiyan manifestaciones, ni paros del transporte, ni mucho menos
guerrilleros.
Yo aguantandu'ambre mientras los políticos nos deciyan que
todu'estaba bueno. Que'l problem'estaba en los paises de allá bien lejos como
Cub'yRusia, que segun ellos alboroban a la juventud con ideas del diablo, y
que nojotros deberíyamos persinarnos más seguido porque en esos paises se comían
vivos a los niños.
Todu'estaba bueno, que´l problema era allá lejos. Y
mis cipotes jodiendo y jodiendo. -Pá, ¿y cuando vamos a tener los cuadernos? -y
ya nos pidieron los uniformes -y tenemos que llevar la cuota social. Y Pedrito-el
hijue la Niña Cruz-tiene zapatos nuevos. -Y el año pasado el Niño Diós ni siquiera
nos trajo juguetes viejos.
Yo no sabiya si lo que sentiya era cólera de
ser pobre, o la goma que me quedaba despues de mis borracheras. Y alli'estaba
la Juana, amorosa como siempre, presta a detener los golpes de mis cóleras. Y
los cipotes, ¡chilla que chilla!: -Es que yo tengu'ambre-decía uno. ¡Cállese-le
digo- si no quiere que le de verga!
Yo-de necio-no li'ce caso al cabrón
del negro Tancho. "Vámonos pa´l Norte"-decía siempre, "allá está
la Eulogia, mi hermana, y mirá comu'están los cipotes de'ella". "¡hasta
bicicleta tienen, y eso que no tiene ni dos años de habers'ido".
Peru'al
ver a la Juana y a mis tres cipotes se me aturraba la conciencia. Saliya de
la casa como endemoniado a parar a la cantina. Allí olvidaba mis penas y
lloraba con mis cheros, y abrazaba las cunetas, como quien abraza un pedacito
de su tierra. Ese pedacito de tierra que'ra mío, por lo menos hasta que me durara
la zumbera, o hasta que los de la municipal me levantaran por afeár las calles.
"Bienaventurados
los pobres de espíritu..." porque yo'era uno de'llos.
Luego...vino
la huelga, y la toma de la fábrica por los obreros. Muchos de'llos habían sido
mis cheros de chupas a quienes yo'abiya dejado de ver desde haciya bastante tiempo. Hablaban
bien bonito, como que habiyan ido a la escuela. Yo me preguntaba ¿donde habiyan
aprendidu'ablar así? Porque a ellos les oí por primera vez palabras raras: "lucha
de clases, explotación, reforma agraria", y, lo que más me gustaba, "gobierno
de obreros".
Y yo ya mi'maginaba Ministro del gobierno y mandaba a
todos los cipotes a la escuela con cuadernos nuevos para que los mancharan como
quisieran, y con dos o más uniformes, para que los ensuciaran, como cuando se
revolcaban en la tierra. Y que tomaran leche todos los diyas, y que se vieran
bonitos y gorditos y que de sus caritas se borrara la tristeza; y que si lloraban
por cualquier cosa -porque los cipotes siempre lloran- que no se les hiciera
el lodo en los ojos sino que les brillaran como luceros.
Y también mi'maginaba
a la Juana vestida bien elegante y en reuniones con otras mujeres hablando
de la educación de la familia y de lo malo que's el guaro pa'la comunidá y diotrros
asuntos de'sos que solo hablan las mujeres.
Pero más sabe'l Diablo por viejo,
que por Diablo, y antes que la Policía matara un cachimbo'e cheros, de los que
se quedaron en la fábrica, cuando estalló la huelga, yo ya me había decedido venirme
pa'l Norte.
-Mirá Juana-le dije un diya- -ya ves como los cipotes de la
Eulógia siempre andan bien chivos. -Pues si-, -dijo la Juana-, -pero mira al marido. Hay
anda el infeliz con un puño de mujeres gastandose el pisto quele manda la Eulogia
para los cipotes. ¡eso querés hacer vos, irte para despues dejarme por una chele
de'sas! Y yo ¿que vu'aser? ¿buscarme otro marido para que me ayude con los tres
monos? -No Juana-, le dije yo. -Si me voy es para que'stos cipotes vayan a
la escuela bien vestidos y con la barriga llena.
La Juana no se quedo contenta porque
sabiya que aún en en mis borracheras mi diversión era quitarme la frustración en
sus cachetes hasta que se los dejaba morados, pero prefieru'eso que verte con
mujeres. Es que'ra celosa la Juana, y siempre deciya. "marido que le pega
a su mujer es para tenerla contenta".
Lejos estábamos de entender lo
dificil des'te bolado. A mi me pagaban mal, y la hartazón nu'alcanzaba. Los
bichos me reclamaban, yo me sentiya ahuevado y no me quedaba más remedio que
abusar de la Juana y de los cipotes para que no me jodieran tanto.
¡Que
bonito sono la palabra!, ¿se dieron cuenta? Si, dije "abusar". Y es
que yo abusaba de'ellos, de la Juana y de mis bichos, y lo pior del caso es
que no me daba cuenta.
Como no me daba cuenta también que el dueño de agora
de la fábrica, y también el antiguo dueño, abusaron de nojotros los obreros y
nos trataron como esclavos. Y esu'era de todos los diyas y pare'so no habiya
remedio.
Por eso me vine pal'Norte, a buscar un mejor trabajo y para
mandarles a la Juana y a mis cipotes lo que allá les haga falta. Agora tendrán
comida todos los diyas y van'ir a la escuela.
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