PERSEVERANCIA

- Que tiempos de inocencia y confianza eran aquellos, cuando las tradiciones se
trataban con temor, y sufrimiento y tribulaciones eran remediados con tradiciones.
Si era un mal de orín, la tradición lo curaba untándose sal en el ombligo. Si era una
basura en el ojo, el remedio ideal era escupir tres veces al suelo, o bien una hoja
de limón en la oreja. Si era pispelo, a talonear un gato y pasarse por el ojo la cola.
Si erisipela, rezar por un mameyazo de agua y buscar un sapo para pasárselo vivo en
la pierna inflamada.... etc... Las disputas se resolvían al par o non y el usted antecedía
al vos. Curiosamente había cierto respeto, mezclado con temor, a las tradiciones ancestrales
con relación a la muerte, la brujería, el ocultismo, la santería. La religión era enemigo
de esas creencias. El persignarse al pasar enfrente de una iglesia era y sigue siendo
una muestra de fe entre los creyentes, pero a la vez una protección contra esos males...
Y aún los más escépticos materialistas respetaban las supersticiones tradicionales,
como la naturalidad de evitar pasar por un cementerio de noche, debajo de una escalera,
quebrar un espejo, las papalotas café oscuro que de noche entraban a posarse en las
paredes, los gatos negros... etc.
Quizás las tradiciones tenían que ver con
la confianza a primera vista que existía en esa época... Por lo menos comparado a hoy...
- Por esos días Mi Amigo y yo acostumbrábamos irnos a oriente pidiendo raid, al dedazo,
o al jalón. La estrategia era agarrar la tétrica Ruta 13 hasta San Martín; en el lindero
oriente de la capital, de allí comenzar a pedir jalón. Con bastante suerte paraba un
Subaru, o un Mustang con un trozo de estéreo y aire acondicionado, pero con mala suerte
nos tocaba en pipas, camiones de ganado y camiones de basura... ¡Pero siempre había
jalón!...Y aunque llegáramos en 20 horas, ¡Al menos nunca pagábamos pasaje!...
- Pero un
día que nos encontrábamos en las afueras de la Sultana de Oriente, en uno de nuestros
viajes, ya eran la 1pm. y hacía un calorón de la gran diosa, entonces bajo la sombra
de un amate, con una cruz al lado, esperamos y esperamos y neles; empezamos a pensar
que quizás la cruz era el saquito de sal, ¡Pero el amate era la única sombra en todo
el alrededor!
Decidimos quedarnos hasta que bajara el sol, pero mi chero,
cansado, se sentó usando de espaldar aquella cruz en recordación del lugar que murió
algún cristiano, yo le dije que no lo hiciera pues nos iba a salar, pero le importó
un pepino y hasta una pesca se echó porque nadie nos quería parar. Llegando las 5pm.
nos alejamos de la cruz lo más lejos que pudimos, pero aún nadie nos quería parar, entonces
convencido que mi chero nos había salado y habíamos perdido el invicto, le dije que
mejor agarráramos bus; él me decía que todo éso era pura paja y que persistiéramos. Bien
entrada la noche nos hallábamos quién sabe adónde y pasaba un carro cada media hora;
estábamos seguros que el próximo bus que pasara sería el último de la noche... En mi
mente estaba convencido que ya no nos daban raid y mejor agarráramos el bus, y le
tiraba repitiéndole que él nos había salado. Mi chero se enjolotó y me recriminaba que
si quería me fuera, cuándo en eso vimos venía la "rápida" en su último viaje...
Le hice parada... Pero él siguió caminando cargando la enorme mochila... Entonces rompiendo
capote me monté en el microbús ¡Por vez primera iba a pagar después de 11 viajes ida
y vuelta sin gastar un cinco!.. ¡Había perdido mi invicto!
- Un samaquión estremeció el bus y nos despertó a todos, la "rápida" comenzó
a bajar velocidad hasta pararse completamente... El motorista y el cobrador abren
la capota a la par del asiento del motorista y, con una lámpara, examinan el motor
del viejo vehículo... "-Se rompió la bomba de la gasolina señores, tendremos
que quedarnos aquí, hasta que pase un carro y me de raid al pueblo para llamar y que
manden otro microbús"... ¡Vaya jodida! me dije a mi mismo comenzando a
culpar a Mi Amigo por haberme salado. Después de una hora sin ver un sólo carro, vemos
acercarse el primero... Era un panel VW... Todos le hacemos señas que pare... El VW
se para y al acercarme con todo mundo a hablar con el motorista, me llevo la sorpresa
y veo a mi chero bien tranquilo en el asiento de atrás.
- Mi cherada me recriminó el ahuevarme y no Perseverar, yo me defendía
aduciendo que no era maje en arriesgarme por ser chucho y tacaño pudiendo pagar un
bus... Pero fue mi obsesión con la tradición adquirida que había vencido mi Perseverancia....
- ¡Y ese día aprendí su significado!
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- NOVIEMBRE/1997