¡Ese diamante en un mar de anillo!
¡La Unión!... ¡Oriental gema de veras!
Porque
Dios te puso en las afueras
tu pueblo fulgura el decoro sencillo.
Hay una linda ciudad muy lejos al oriente,
son horas de tren a través
de tierra agreste,
y bajando la montaña viniendo del oeste,
veo esa bella ciudad
que guarda mi mente.
Viniendo de la Capital la visité un Diciembre,
cuando la ciudad en sus
fiestas se engalana,
llegué a sentir esa alegría honesta y sana,
y desde ese
día, hice mía Mi Ciudad siempre.
El cerro Conchagua es su guardian celoso,
y el mar baña sus playas con
pacíficas olas,
su parque, su iglesia, toda la ciudad enarbola,
esa sencillez
que posee este pueblo hermoso.
Esa brisa marina que despierta mi emoción,
y el calor brutal quema Mi
Ciudad impávida,
esa minuta de fresa en Punta de La Rábida,
y esas noches de
estrellas en El Malecón.