- Tecún-Umán, el de las torres verdes,
el de las altas torres verdes, verdes,
el de las torres verdes, verdes, verdes, y en fila india indios, indios,
indios incontables como cien mil zompopos: diez mil de flecha en pie de nube,
mil de honda en pie de chopo, siete mil cerbateneros y mil filos de hacha
en cada cumbre ala de mariposa caída en hormiguero de guerreros. Tecún-Umán,
el de las plumas verdes, el de las largas plumas verdes, verdes, el de las
plumas verdes, verdes, verdes, verdes, verdes, Quetzal de varios frentes y
movibles alas en la batalla, en el aporreo de las mazorcas de hombres de
maíz que se desgranan picoteados por pajaros de fuego, en red de muerte entre
las piedras sueltas. Quetzalumán, el de las alas verdes y larga cola
verde, verde, verde, verdes flechas verdes desde las torres verdes, tatuado
de tatuajes verdes. Tecún-Umán, el de los atabales, ruido tributario
de la tempestad en seco de los tamborones, cuero de tamborón medio ternero,
cuero de tamborón que lleva cuero, cuero adentro, cuero en medio, cuero afuera,
cuero de tamborón, bón, bón, borón, bón, bón, bón, borón, bón, bón, borón, bón, bón,
borón, bón, bón, borón, bón, bón, pepitoria de trueno que golpea con pepitas
gigantes en el hueso del eco que desdobla el teponastle, teponpón, teponpón,
teponastle, teponpón, teponpón, teponastle, tepón, teponpón, tepón, teponpón, teponpón,
teponpón, teponpón... Quetzalumán, el de las tunas verdes, el de las altas
tunas verdes, verdes, el de las tunas verdes, verdes, verdes. Las astas
de las lanzas con metales preciosos de victoria de relampago y los penachos
despenicados entre los estandartes de las tunas y el desmoronamiento de la
tierra nublada y los lagos que apedrean con el tún de sus tumbos sin espuma.
Tún, munición de guerra de Tecún que llama, clama, junta, saca hombres de
la tierra para guerrear el baile de la guerra que es el baile del tún. Tún,
tambor de guerra de Tecún, ciego por dentro como el nido tunel del colibrí
gigante, del Quetzal, el colibrí gigante de Tecún.
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- Quetzal, imán del sol,
Tecún, imán
del tún, Quetzaltecún, sol y tún, tún- bo del lago, tún-bo del monte,
tún- bo del verde, tún-bo del cielo, tún, tún, tún, tún-bo del verde corazón del
tún, palpitación de la primavera, en la primera primavera tún-bo de flores que
bañó la tierra viva.
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- ¡Abuelo de ambidiestros! ¡Mano grande
para cubrirse
el pecho con tlascalas y españoles, fieras con cara humana! ¡Varón de Galibal
y Señorío de Quetzales en el patrimonio testicular del cuenco de la honda,
y barba de pájaros goteantes hasta la última generación de jefes pintados
con achiote rojo y pelo de frijol enredador en penachos de águilas cautivas!
¡Jefe de valentías y murallas de tribus de piedra brava y clanes de
volcanes con brazos! Fuego y lava. ¿Quien se explica los volcanes sin brazos?
¡Raza de tempestad envuelta en plumas de Quetzal, rojas, verdes, amarillas!
¡Quetzalumán, la serpiente coral tiñe de miel de guerra el Sequijel el desangrarse
el Arbol del Augurio, en el augurio de la sangre en lluvia, a la altura de
los cerros quetzales y frente al Gavilán de Extremadura! ¡Tecún-Umán! Silencio
en rama... Máscara de la noche agujereada... Tortilla de ceniza y plumas muertas
en los agarraderos de la sombra, más alla de la tiniebla, en la tiniebla y
bajo la tiniebla sin curación. El Gavilán de Extremadura, uñas, armadura
y longinada lanza... ¿A quién llamar sin agua en las pupilas? En las orejas
de los caracoles sin viento a quién llamar... a quién llamar... ¡Tecún-Umán! ¡Quetzalumán!
No se corta su aliento porque sigue en las llamas Una ciudad
en armas en su sangre sigue, una ciudad con armadura de campanas en lugar
de tún, dueña de semilla de libertad en alas del colibrí gigante, del quetzal,
semilla dulce al perforar la lengua en que ahora le llaman ¡Capitan! ¡Ya
no es el tún! ¡Ya no es Tecún! ¡Ahora es el tan-tan de las campanas, Capitán!
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