¡Comenzaba 1970 con nueva década!... ¡La selección iba a ¡MÉJICO 70!... ese inolvidable
golazo de cabeza de Mon Martínez en Kingstone, Jamaica, nos llevó a clasificar. Una
eliminatoria regional que duró dos años y que inescrupulosos usaron para ocasionar una
guerra... brotaba la flor de mi adolescencia y orgulloso era un estudiante del Instituto
Nacional "General Francisco Menéndez"... ¡Los Alacranes!... Pero después de
haber hecho un mediocre Plan Básico, haber comprado exámenes, ser copión de marca y
media, ¡al fin había terminado los tres años de Plan Básico! y había comenzado la década
con la resolución de revertir mi manera de pensar, tratar de cumplir mis responsabilidades,
y hacer un buen Bachillerato, ¡sólo dos años más!... e iba a ser parte de la última promoción
de "Bachilleres en Ciencias, Letras y Matemáticas" en la nación, el
viejo sistema de dos años de Bachillerato Común dejaba de existir y daba paso al Bachillerato
Académico de tres años.
Desde que entré a Primer Curso de Plan Básico había sido
un mal estudiante, y, debido a que en el Instituto Nacional de aquellos días el que
aplazaba tres materias el Primer Trimestre lo sacaban del plantel, empecé estudiando
con deseos, pero fue "llamarada de tusa" pues sólo esos tres primeros meses
me dediqué a estudiar, y desde allí, siempre fui a las "Olimpíadas de Enero"
debido a que aplazaba al final de uno a tres materias. Pasaba que en Enero
del siguiente año, todo alumno de cualquier institución del país que había reprobado
una o más materias, tenía la oportunidad de pasarlas si pasaba ese examen de Enero,
si aplazaba esa prueba, se llevaba la materia "chiniando" todo el año en
el siguiente curso... ¡y durante tres años seguiditos, yo siempre dije presente en
las Olimpíadas!... inclusive todo el Tercer Curso me la pasé llevando "chiniada"
Matemáticas porque aplacé esa materia aún en Enero, no me entraba ni a patadas, Matemáticas
era mi eterna aplazada... y de hecho, dentro, muy dentro de mi mismo, siempre me
he preguntado si pasé el Tercer Curso por algún azar del destino... Pero algo golpeó
mi amor propio ese día de Noviembre de 1969, mi mente que apenas comenzaba la adolescencia
y conocía la orfandad, ya se percataba del concepto de superación personal, dignidad
y sacrificio; ésto, entonces me ayudó a cambiar mi manera de pensar con respecto a
los estudios.
Cuarto y Quinto Curso de Bachillerato era todo un reto, los mejores y más antiguos
del otrora glorioso Alacranes iban a ser mis profesores: En Anatomía iba ser el Doctor
Joaquín Parada Sandoval: "el Coco Parada". Era un individuo imponente,
corpulento, alto y feo, usaba un corte de pelo estilo militar y con la piel tostada
y ojos azules lo hacían parecer un Nazi del Afrika Korp. Era también profesor de la
Escuela Militar y famoso por que sólo la mitad de sus estudiantes pasaban. En sus
exámenes sólo daba un minuto para contestar la pregunta y con cronómetro en mano, ¡había
que tener buena "guayaba"!. Cuando él entraba a el aula todo mundo estaba
de pié y en silencio, hasta que él decía: -"siéntense muchachos"-. Nadie
hablaba ni bajaba la cabeza durante su clase, excepto para preguntar; cuando alguien
estaba hablando el Coco sólo decía una vez y sin ver a ninguno: -"Niño, estáte
quieto". Hubo un día que un compañero no hizo caso y el Coco Parada se abrió
campo entre los pupitres cual gladiador, hasta pararse enfrente del compañero... lo
miró por casi 15 segundos, cara a cara, pero sin decir y hacer nada, dio media vuelta
y dijo -"continuemos señores". El compañero, se veía horriblemente
pálido, con un semblante de terror y pánico... ¡cómo que había visto una masacre, pero
jamás volvió a interrumpir la clase!... Desde ese día los compañeros le llamamos "masacre",
precisamente por la cara que puso ese día. El Coco Parada sencillamente lo obligaba
a estudiar a uno, y él me hizo descubrir que me gustaba Anatomía. En Geometría
y Trigonometría tenía a Gerardo Victorino Urrutia, "Papa Sapo"; contrario
al Coco, éste era pequeño y con media joroba en la espalda que lo hacía verse aún más
Sapo. Acostumbraba gastar de 20-30 minutos de clase para hablarnos de tópicos políticos,
era columnista del Diario de Hoy y a él fue el primero que le oí decir que -"Rusia
es una creación de los Judíos que sigue los principios inventado por otro Judío: Karl
Marx"-. Además que él era un maestro yuca, la materia era paloma.
En
Cosmografía tenía a Jaime Imbers Ferrer, un choco chele y rubio de ojos azules, que
siempre usaba un lado de la camisa de fuera y este peculiar estilo en un maestro
generó el rumor que lo hacía porque siempre andaba una pacha de guaro en la bolsa trasera del
pantalón. ¡Tenía una enemistad mortal con Papa Sapo! Para fin de año, el "chele
Imbers" organizó una despedida con una "cita con las estrellas". Él
llevó tres telescopios y los estudiantes llevaron guaro...
En Química teníamos a Vicente "Von" Sáyez, le decíamos "buscando
estrellas" porque nunca veía a los alumnos durante la clase, su vista iba
más allá de la ventana. En 1969, él había sido mi prototipo del maestro paloma, viga
o yuca... ¡Aún no conocía al Coco!... Pero el "Burro" Humberto Perla
Flores de Historia era el más querido del alumnado, el más antiguo del profesorado
y ya sorbeleta para esos días. Finalmente Literatura Universal era la señora Aguilera,
la materia que más me fascinó, despertó mi interés en la lectura... ¡Y me dio la idea
de escribir un Diario!.. Fue un año que despertó mi fascinación por leer y me enseñó que
estudiando, los exámenes eran mamados... y también descubrí el agradable sentir en la
satisfacción del esfuerzo propio, saber que sí podía hacerla a pesar de mi precaria
situación que vivía. Así, por primera vez en mi historia de Estudiante de Secundaria,
¡pasé limpio el Cuarto Curso! ¡El más yuca!... ¡Y por primera vez no iba a las Olimpíadas
de Enero... Y nunca más volví a ir!