La Cadena de la Mala Suerte

        No se si usted es una de las miles de personas que reciben o han recibido “cadenas de la buena suerte”, en que le dicen que tiene que hacer siete copias y mandárselas a cuanto conocido tenga en su lista de E-mails, y que si le regresa, es que tiene un amigo o amiga que lo aprecia y lo admira.
        Yo he recibido un mameyazo de éstas famosas cadenas y nunca he hecho las benditas siete copias. Razón por la cual, quizás, soy más salado que calcetín de marinero.
        Nunca lo he hecho. Primero, porque no tengo a quién escribirle. Segundo, por huevón. Y tercero, porque no se si las personas son iguales de excépticas que yo que al ver una babosada de éstas no le prestamos la menor atención y me vayan a tomar de  inocente, de iluso, o simplemente, de pendejo, por andar creyendo que al seguir la cadena mejorará mi  maltrecha suerte.Así que se me ocurrió hacer una “cadena de la mala suerte” que trabaje de la manera opuesta a la anterior.   
        Le advierto que esta cadena está diseñada para que todo aquel que copie esta cadena le va a dar pirruña, comezón en las patas, rasquín en el culito, le va a yeder la trompa a chuquilla, y no se extrañe si le da el mal de las vacas locas.
        Se la mandé al ex-presidente salvadoreño, Paquito Flores. No hizo caso de la advertencia, hizo las siete copias, y el resultado fué que no le dieron la chamba de secretario de la OEA, aún con todo el apoyo de su papi Bush.
        Shaffick Handal tembién la recibió. Se rió de ella con una de sus muy escasas sonrisas, pues tiene cara de extreñido de cinco días. Se las mandó a los más allegados de su partido, y hoy le están echando la loga de que, por culpa de él y la maldita cadena, muchos de los diputados y alcaldes del FMLN se han pasado al FDR.
        Al presidente de la USA, Mr. Bush, la CIA le llevó a su despacho presidencial “The Bad Luck Chain“, pensando que era una carta de advertencia de Osama Bin Laden por otro ataque terrorista. Se rió socarrónamente diciendo “A mi valerme dick this fucking shit”. Y le ordenó a su Secretaria de Estado -Condolezza Rice- hacer “seven copies“.
Gravísimo error. Inmediátamente se le vino el 9-11. Luego, la interminable Guerra en Iraq. Y, para acabar de rematar, le llovío sobre mojado-literalmente,- y hoy todos le echan la culpa por la respuesta tardía al desastre en el golfo de México.
        Por pura casualidad esta “cadena de la mala suerte” llegó hasta la presidencia de la federación de futbol salvadoreña. Y hoy los federativos de fut me están dando las gracias porque ya tienen la escusa perfecta de que, por culpa de esta cadena, la “Selecta” está enbrujada, y ya no le ganan ni a Belize o Panamá.
        El hermano Toby la leyó. Dijo que, por ser pastor y lider espiritual del Tabernáculo, la cadena le “pelaba el trompo coyote“. Hizo miles de copias para repartirlas entre sus fieles. Hoy, se encuentra enchuchado en las bartolinas del Servicio de Inmigración acusado de coyote. Todo, por no hacer caso a la advertencia y por llevarsela de mensajero del Colocho.
        La hija de mi vecina, en un descuido mío, leyó lo que estaba escribiendo y le mandó copias a todas sus cheras de la escuela.  Hoy no sabe como fué que la barriga le creció como de jícama, y el doctor le a dicho que el mal le va a durar nueve meses.
        Un estudiante universitario, por llevársela de machote, leyó esta cadena e hizo las copias en clase. Empezó por dejarse el pelo largo, a ponerse pantalones apretados, y finalmente el gusto se le fué al Polo Sur.
        Por el contrario, aquellos que hicieron caso a la advertencia y rompieron la “cadena de la mala suerte“, se sorprendieron de los beneficios que obtuvieron en muy corto tiempo.
        Un policía de la PNC se la encontró en los baños públicos del parque Hula Hula. Se limpió el fundillo con una copia de la “cadena de la mala suerte” escrita en papel de lija, Y al poco tiempo fué ascendido a sub-comandante de distrito,
        Una señora vendedora del Mercado se encontró tirada esta cadena. Con tan buena suerte que, por no saber leer, la tiró a la basura. Se sacó la lotería y hoy es dueña de casi toda La Tiendona, tiene una docena de taxis piratas y tres microbuses.
        Los músicos de la Sinfónica National, pensando que ésta cadena era la décima sinfonía de Bethoven, le dieron fuego al papel; y, desde entonces, ya no tocan y se la pasan de huevones todo el año, pues ya no se tienen que preocupar de dar conciertos, porque, de todos modos, nadie los va a oir.
        Así que ya está advertido. Cuando termine de leer esta cadena, rómpala, quémela, tráguesela o tíresela en la cara a su suegra o a su jefe. Va a ver que bién le va a ir.
        Pero si se siente muy salsa y no hace caso a esta advertencia, haga sus siete copias, envíesela a sus cheros, póngala en su sitio web y haga alarde de que usted es muy macho y que le pela la ñonga.
        Pero si se queda choco, le empieza a salir joroba, se queda calvo, cascorvo, se machuca un dedo con un martillo, lo mea un chucho en la calle, lo atropella un tren, su mujer le quema la canilla, siente que la cabeza ya no le funciona debidamente-especialmente la cabeza de abajo-, no me eche a mi la culpa, porque “Ante aviso, no hay engaño”, y “A palo dado, ni Diós lo quita”.
 
        Memo, el cadenero del Diablo.

MEMORDIAZ

     

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