LA POESÍA
¿Por qué tocas mi pecho nuevamente? Llegas, silenciosa, secreta, armada, tal
los guerreros a una ciudad dormida; quemas mi lengua con tus labios, pulpo, y
despiertas los furores, los goces, y esta angustia sin fin que enciende lo
que toca y engendra en cada cosa una avidez sombría.
Subes desde lo más
hondo de mí, desde el centro innombrable de mi ser, ejército, marea. Creces,
tu sed me ahoga, expulsando, tiránica, aquello que no cede a tu espada frenética. Ya
sólo tú me habitas, tú, sin nombre, furiosa sustancia, avidez subterránea, delirante.
Golpean
mi pecho tus fantasmas, despiertas a mi tacto, hielas mi frente haces proféticos
mis ojos.
Percibo el mundo y te toco, sustancia intocable, unidad de
mi alma y de mi cuerpo, y contemplo el combate que combato y mis bodas de tierra.
Nublan
mis ojos imágenes opuestas, y a las mismas imágenes otras, más profundas, las
niegan, ardiente balbuceo, aguas que anega un agua más oculta y densa. En
su húmeda tiniebla, vida y muerte, quietud y movimiento, son lo mismo.
Insiste,
vencedora, porque tan sólo existo porque existes, y mi boca y mi lengua se formaron para
decir tan sólo tu existencia y tus secretas sílabas; palabra impalpable y despótica, sustancia
de mi alma.
Eres tan sólo un sueño pero en ti sueña el mundo y su mudez
habla con tus palabras. Rozo al tocar tu pecho la eléctrica frontera de la vida, la
tiniebla de sangre donde pacta la boca cruel y enamorada, ávida aún de destruir
lo que ama y revivir lo que destruye, con el mundo, impasible y siempre
idéntico a sí mismo, porque no se detiene en ninguna forma ni se demora sobre
lo que engendra.
Llévame, solitaria, llévame entre los sueños, llévame,
madre mía, despiértame del todo, hazme soñar tu sueño, unta mis ojos con tu
aceite para que al conocerte, me conozca.
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LÁMPARA
Contra la noche sin cuerpo se desgarra y se abraza la pena sola Negro
pensar y encendida semilla Pena de fuego amargo y agua dulce la pena en guerra
Claridad
de latidos secretos planta de talle transparente vela la pena
Calla
en el día canta en la noche habla conmigo y habla sola alegre pena
Ojos
de sed pechos de sal entra en mi cama y entra en mi sueño amarga pena
Bebe
mi sangre la pena pájaro puebla la espera mata la noche la pena viva
Sortija
de la ausencia girasol de la espera y amor en vela torre de pena
Contra
la noche la sed y la ausencia gran puñado de vida fuente de pena.
OTOÑO
En llamas, en otoños incendiadas, arde a veces mi corazón, puro y solo.
El viento lo despierta, toca su centro y lo suspende en luz que sonríe para
nadie: ¡cuánta belleza suelta!
Busco unas manos, una presencia, un cuerpo, lo
que rompe los muros y hace nacer las formas embriagadas, un roce, un son, un
giro, un ala apenas, celestes frutos de luz desnuda.
Busco dentro mí, huesos,
violines intocados, vértebras delicadas y sombrías, labios que sueñan labios, manos
que sueñan pájaros...
Y algo que no se sabe y dice "nunca" cae
del cielo, de ti, mi Dios y mi adversario.
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