POEMA 15
Me gustas cuando callas porque estás como ausente, y me oyes desde lejos, y
mi voz no te toca. Parece que los ojos se te hubieran volado y parece que un
beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma emerges
de las cosas, llena del alma mía. Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, y
te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante. Y
estás como quejándote, mariposa en arrullo. Y me oyes desde lejos, y mi voz no te
alcanza: déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también
con tu silencio claro como una lámpara, simple como un anillo. Eres como la
noche, callada y constelada. Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me
gustas cuando callas porque estás como ausente. Distante y dolorosa como si hubieras
muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan. Y estoy alegre, alegre
de que no sea cierto.
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POEMA 20
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: "La
noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos". El
viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más
tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches
como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella
me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que
la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al
alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La
noche está estrellada y ella no está conmigo. Eso es todo. A lo lejos alguien canta.
A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla
mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche
que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los
mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba
el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su
voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal
vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en
noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque
éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo
le escribo.
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