EL EMBARAZO

        La primitiva imagen de la presencia es un pequeño hábitat que los capitalinos llamaban Mesón, y había muchos en la década de los 50s y 60s en todo San Salvador..., y en uno de ellos precisamente nací.
       Si bien diferían en tamaño, el factor común de los mesones era su geometría. Eran diminutos, o enormes caserones rectangulares con alineadas pequeñas celdas en los cuatro lados, que los vecinos llamaban
piezas o cuartos.
        El centro del rectángulo era ocupado por un enorme patio adornado con pequeños jardines; allí, las latas de galones de aceite El Dorado, o de botes de leche“Ceteco”, daban refugio a vistosas rosas, enroscadas veraneras, o veneradas mirras con su aromática minúscula flor.
        Pero las piezas de los mesones sufrían una división geométrica más. Familias dividían en dos, tres o más el ya pulgarcito cuarto con la ayuda de
canceles.
        El cancel era hecho de cartón o papel cartulina sostenido por un marco de madera, y algunos eran tan altos como del suelo al techo y pared a pared... esta pared de papel edificaba dormitorio-sala-cocina-comedor. Eran adornados con fotos de Pedro Infante, páginas de Corin Tellado, fotos del Enmascarado de Plata, Mandrake, El Fantasma, oraciones de la Biblia, pintorescos calendarios, el Corazón de Jesús, Agustín Lara, el Alianza, Águila, “cariota” Barraza... Era todo un mural de arte.
        
Mi mesón se situaba a pocos cientos de metros de lo que era reconocido entonces por la gente como el centro de la capital de El Salvador, o downtown.
        En medio de este mesón había un patio de polvo que se dividía así: mitad para que jugaran los cipotes y mitad para los mirtos y las rosas.
        La mitad para jugar era polvo y lodo según la estación, pero el cielo del entero patio era cruzado por hileras de alambre en todas las direcciones, estos alambres, a su vez, eran sostenidos y alzados por varas de bambú que mi madre me dejaba subir y bajar.
        Estos bambúes eran los tendederos, o secadoras de las familias para la ropa de todos, allí estaban las camisas marca vara del mercado cuartel, porque no tenían marca y se bajaba usando una vara de bambú, también los calcetines Ben Casey tan de moda, y los aún más de moda blumer o calzones manta blanca hule negro en que se leía “Refinería Azucarera” en letras azules.
        Todo se exhibía al sol después de lavado a mano, en la pila, o en la batea.
Embarazo e hijos, en esa parca inocente época, era un habitual rito, como la comodidad es el cántico de hoy.
Eran familias numerosas como la mía, con seis hijos, y cuyo hogar era estrechez y vicisitudes; pero el amor, cariño y protección solícita eran genuinos y sublimes... el humilde tesoro maternal, y la machista satisfacción paternal.
        Llegado mis años de razón comencé a fijarme en la enormidad pasajera de los vientres de las mujeres en su “embarazo", palabra que podían oír los “mayorcitos” como yo, pero no podíamos saber su significado.
        El dolor del vientre femenino era mudo pecado. Explicarlo era tener que hablar de vagina y pene... ya era mucho que un bicho de siete años como yo viera y supiera que era mamar... Esta creencia era transmitida por los “grandes”, ya que mi hermano mayor me dijo: más grande vas a saber, por hoy mejor no preguntés.. todo esto se empandilló y me creó el temor por preguntar... y la palabra “embarazo” que tanto oía y veía comenzó a obsesionarme...
        Traté de olvidar la palabra..., pero un mes era la Niña Nena, el otro mes la Niña Rosita, el otro mes..., siempre había una o dos embarazadas que me recordaban que había una palabra que no entendía.
        Entonces un día, indiscretamente entre al cuarto vecino sin llamar y sorprendí a la niña Margarita apretándose una teta con una mano y sosteniendo un huacal de morro con la otra... pues se estaba destetando...
        La Niña “Yita” puso la queja a mi mamá, quien después del regaño y pasado su enojo le pregunté que hacía la Niña Margarita.
        -Ramirito no va a mamar más...
        -¿Y porqué?
       
-Porque la Niña Yita está embarazada...
        -¿Y qué es embarazada?...
        Mi madre reflexionó un momento observándome fijamente... y con su más linda sonrisa dijo:
        -Embarazada es cuando las mamás asamos los pollos en varas...
        -¿Por que los pollos se toman la leche?
        Me miró extrañamente como sin comprenderme y dijo en tono severo:
        -Eso preguntáselo a tu tata...

        FEBRERO/2004

Tamen

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