MARIO A. GALVEZ MARTÍNEZ
-GALVEZTO-

        Mario Antonio nació en la ciudad de Cojutepeque, el 4 de Julio de 1967. Comenzó a escribir desde sus 15 años, y ha escrito poesía, cuentos y novelas exaltando la belleza de El Salvador.  Él espera algún día publicar y dar a conocer nuestra tierra. Ha incursionado también en el mundo de la música habiendo escrito un cancionero-poesía que ha denominado "Un Poema Hecho Canción". Ha estudiado Administración de Empresas en la Universidad Francisco Gavidia y actualmente trabaja y reside en la ciudad de Sensuntepeque, en el departamento de Cabañas.

PEPE EL GRILLO Y LA SIGUANABA

        El rocío caía sobre Ichanmichen, las aves cantaban alegres enamoradas de la naturaleza, el sol celoso quería apoderarse de la tierna mañana. Eran las seis de la mañana de un día de verano, las personas inquietas querían apoderarse de las heladas aguas que corren libres hasta la posa-piscina. Pepe Alberto, un joven delgado de unos 18 años de edad, ojos claros como el agua misma, piel trigueña e inquieto de nacimiento. Llegó de visita a Ichanmichen -con unos amigos- quería disfrutar de las heladas aguas y deshacerse del calor que quemaba sus inquietas ansias. Sus amigos le invitaron a departir unas cervezas a la orilla del lago artificial, donde se encontraba la estatua de la Siguanaba, reían y gritaban de alegría, al mismo ritmo que las cervezas corrían sobre sus venas. El calor se apoderó de su inquieta juventud, el cerebro absorbía cada gramo de alcohol ¡ ¡de repente! Pepe Alberto, ya pasado de tragos, decidió tomar una piedra del suelo, y la lanzó a la Siguanaba, agarró otra y otra…, hasta que le destruyó los miembros superiores y le desfiguró el rostro. Cansado del esfuerzo físico cayó sobre las piedras húmedas del turicentro. Nueve de la noche, Pepa Alberto despertaba atónito dentro de las bartolinas Municipales de Zacatecoluca. Una voz se oía suave y ronca, llamando por su nombre Pepe.

-"Pepe, Pepe" -el muchacho miraba hacia los lados, hacia el otro y no miraba a nadie, la voz seguía llamándolo.
-"Pepe, soy yo, la siguanaba".
-"!Pero, pero…! ¿ La siguanaba?"
-"Sí, soy yo, y vengo a arreglar algo pendiente contigo".
-"¿Algo pendiente?". La borrachera le había pasado y no se acordaba del incidente.
-"¿Recuerdas Pepe, hoy por la mañana lo que me hiciste?".
-"¿Lo que hice? ¡No recuerdo!"
-"Me mutilaste mis brazos, mi rostro me lo desfiguraste a puras pedradas".
-"Es que yo no fui, ¡lo juro!"
-"No te recuerdas porque estabas borracho con tus amigos".
-"Señora Siguanaba no me valla hacer nada, le juro que le pagaré los daños que le hice".
-"De eso no te preocupes, ¡claro que me lo pagarás con un castigo!".
-"¿Un castigo? ¿Qué clase de castigo?".

       
Una luz brillante apareció en la celda de Pepe Alberto, era el rostro de la Siguanaba, su pelo largo, hasta las rodillas, las chiches le colgaban hasta el ombligo, sus uñas largas puntiagudas. No estaba vestida, se le apareció desnuda.

-"Pepe, quiero que hagámos el amor".
-"Pero señora siguanaba" -
retrocedía pepe a un rincón de la celda, la luz cegaba sus ojos.
-"Si no lo haces en este instante tendrás un castigo que pagarás por un año, escoges, o haces el amor conmigo o escoges el castigo".
-"¡Sí!, ¿Escojo el castigo? ¿Cual es?".
-"Te convertiré en grillo y reposaras sobre mi hombro por un año".
-"¡No…! Deme otro castigo pero no ese, le juro que lo cumpliré, pero no quiero acostarme con usted ni reposar sobre su hombro".
-"Te acuestas conmigo o serás un grillo".
-"Está bien" -
dijo resignado-, "acepto ser un grillo y pagaré mi culpa".

       
Así fue, la Siguanaba cruzó un has de luz sobre el cuerpo de Pepe, y aquél en un instante se convirtió en un grillo, dió tres saltos y directo fue a parar al hombro de la Siguanaba. Aquella cumplido su cometido desapareció, y el día siguiente por la mañana ya estaba en su puesto acostumbrado, renovado sus brazos y reconstruído su rostro. Sobre el hombro tenía a Pepe el Grillo que cumpliendo su castigo reposó un año completo, siendo un grillo obediente.

Nota: Esta Leyenda a sido elaborada en base a una noticia publicada en la Prensa Gráfica del día 13-05-99, donde se da a conocer un acontecimiento sucedido en al Ciudad de Zacatecoluca, Turicentro Ichanmichen.

TIERRA HÚMEDA

Dedicado a: Karina Ivonne

¡Aquí! En tu alma
llega una niña
que venía desde muy lejos,
su cabello rizado
sus ojos negros,
sus cejas amplias
cómo las hojas de los árboles
que crecieron en tu pecho.
Su mirada ingenua
y un deseo de vivir a cuestas.
¡Hoy ya no es una niña!
Es una dama que ha crecido
Linda como la primavera
que deja salir sus mejores FLORES
Para rozarse con la tierra húmeda
-¡qué soy, yo!—
donde germina amor,
dulzura encontrada
de laureles teñidos
De caricias.

Desde que cayó
Sobre mí
-La amo-
Cómo amo al que me hizo así,
húmedo con olor a tierra
calcinada ardiente.
Hoy vive en mí

Como tus parques,
tu gente, tus niños,
tus árboles y esta tierra
que te habla apenas,
porque esa flor
que ha caído
no me deja respirar,
por sus pétalos
que besan mis ansias.

BARRO

Barro tuyo
rojizo ardiente
moldura de hierro
matizado caoba
qué se cuece ardiendo
entre leña seca,
paja amarilla
recién parida por el sol.

Barro que te miró
triste y sollozó.
cómo melancólico y tenso
me extiendes tu mano
cuando paso cerca
pidiéndome ayuda
de tu depredador,
que te rasga y rasga
y no te encuentra.
hunde su pico en tu pecho
sangras agua interna
que se mezcla con lágrimas
de lodo castigados por sus pies.

¡No llores!
Porqué me haces llorar,
y no quiero hacerlo
-porque yo no soy culpable-
sólo soy un ausente
que te mira
el pecho abierto
arañado y calado.

¡Mira tus hijos e hijas!
Ahí van sudados,
pintados y maliciosos
carcajeandose de felicidad,
por llevarte sobre su frente
convertido en un muñeco,
-quién sabe que serás-
Una siguanava chichuda,
un sipitío panzón
o un soldado cargando un fusil.

Barro…
¡Mira tus hijos!
Pateando tu cara solloza
dejando rastros olientes
sobre lo que un día fuiste
¡Barro de mi pueblo!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL RANCHO

Un rancho me ve triste,
con su paja alborotada
un piso encaretado
y sus ojos, -las ventanas-
me miran destrozadas.
me acerco despacio,
pateando minas fecales,
huyendo del picoteo
de sus aves rancheras,
el okk, (…) okk, (…) de sus puercos
se escuchan por doquier.

¡Me detengo!…
…miro a su interior,
veo su corazón muerto,
a la soledad deambulando,
y un niño llorando
-en su vientre interior-
lo tomo entre mis brazos
me vomita desesperación,
una lágrima moja mi alma,
como la lluvia que cae
al instante en que me marcho.

Lo dejo llorando…
Con su pulcredad
interior y exterior,
me voy triste
por dejarlo como está.
Sé que es viejo
cómo vieja la tierra
en que se sostiene.
¡Tiene años llorando!
Porque nadie está con él,
sólo la soledad,
la distancia,
unos árboles,
un sol,
y una luna.
¡Pero aún quieres más…!
¿Será sólo mi vista?
¡Ví árboles, sol y luna!
¡Aves rancheras y cerdos!
Pero no es todo,
quiere otras cosas,
ser otra vez nuevo
y habitado como antes.

Un anciano que grite desesperado.
Unos niños chorreados,
un ruuu…ruuu…, a los pollos,
unas hojas secas en otoño
y unas piernas que las pises.

Quiere un candíl en su interior
qué ilumine su tristeza,
un tapesco que rechine
cuando llegue la ora de dormir,
unos niños que se orinen
al borde de sus pilares
-que sostienen la paja-
que se peina para la fiesta.

Un rancho me ve triste
Porque de año está sólo (…).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   

LA CEIBA

Me cubro entre tu sombra
que no me cubre,
¡porque no estás!,
no estas porque te has ido,
si no, porque te han destruído.
No existes desde años,
años quitados de arrebato
muerte súbita sin piedad.
hagamos un milagro al instante
Ceiba --¡despiértate!—
Hagamos un milagro al instante
para que esa gente
te rinda honor constante
en conmemoración a tu muerte.

Hay hijos tuyos que te lloran,
raíces que sienten tu ausencia,
un parque que te extraña
y yo, -que nunca te ví-
lloro inmediato a tu tumba.

ANCIANA

Se detiene una anciana
-anciana de tu tierra-
me mira congelada sin reírse y sin enojarse,
la miro y la recorro despacio,
yendo por su cara asurcada,
su mirada triste,
su cabello peliblanco.
Su andarlento y pausado,
con su falda amantelada
y sus chanclas desgastadas.

Se pierde entre el mar de gente
Con su canasto sobre su cabeza,
Gritando -aquí ando- (…).
Temblando de agonía...
como tiembla el pavimento
al caer el sol sobre él
se pierde de mi vista
cómo mi juventud se perderá,
y llegará ¡allá! -donde estás-
anciana que te fuiste
por las calles que te vieron
y que te acogieron al andar…

CALLES TUYAS

Tus calles me derriten,
como derrite el sol mis pies
al caminar sobre ti,
asfaltada y añejada.

Turbias y hondonadas,
que cansan esta fatiga,
que has dejado en mi alma.
te camino descalzo
como tiempo indefinido,
hasta que sangren mis plantas
de andar sin rumbo y sentido.
calles tuyas, que no son mías
calles mías al andar
que me cansas con tus cuestas
y bajadas que me alivian.
te miro desde el horizonte,
-eres infinita- -eres lejana-eres (…)
calle que te ando
porque eres única al caminar.
con el tiempo te haz vuelto sabia
fiel testiga del caminante,
amiga intima de mis andares.

Tamen

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