Leyendo
mi correspondencia electrónica, me encontré con una carta que me mandaban
del Ministerio del Medio Ambiente y Recursos Naturales de El Salvador, que
dice así textualmente:
Estimado
Sr. MemoRDíaz
Presente.
La
República de El Salvador, por medio de éste Ministerio, desea contratar
sus servicios de detective privado, para que nos ayude a localizar al último
garrobo macho vivo que existe en El Salvador; el cual fue extraído por manos
extrañas de nuestro corral de protección de fauna silvestre. Según testigos
que no quisieron dar su nombre- por temor a represalias- fue llevado a la
ciudad de Los Ángeles, para ser vendido a un precio exorbitante, para hacerlo
consomé, o en alhuashte; o de perdida, frito en manteca de cuche, con arrocito
y su respectivo chirmol.
La
sospechas recaen en un grupo de pandilleros de la “mara salvatrucha”, que
se fueron de regreso a los Estados Unidos de “mojarras”. Y quieren ocupar
el pisto de la venta de nuestro garrobo para pagar el coyote. Como usted
sabe, nuestra misión es la de proteger el ecosistema de nuestro país, pues
nos estamos quedando con menos recursos naturales día tras día. Al paso
que vamos, en unas pocas décadas, ya no va a haber nada que comer en El
Salvador; y las próximas generaciones van a conocer los animalitos que corrían
libremente por nuestro país nada más en fotos. Ya han desaparecido
muchas especies de flora y fauna silvestre en nuestro terruño. Casi no se
ven cuzucos, tepezcuintles, huacalchías, senzontles, torogoces, pezotes,
guacamayas, guaras, zumbadoras, chinchintoras, masacuatas, tamagaces,
canegües, pichiches, jutes de río, punches, tihuacales, tilapias, cacaricos,
cuches de monte, venados, ni micos( de esos que andan en los árboles. De
los otros hay de sobra). Con decirle que apareció una nutria por éstos rumbos
y un par de energúmenos la mató a machetazos. Pues lo primero que nuestra
gente hace al ver un animalito salvaje, es matarlo a pedradas o a hondillazos
. Ya tampoco se ven árboles de paterna, copinol, cincuyas, ni matasanos.
Mucho menos de manzanas pedorras, pacunes, cutupitos, icacos, papaturros,
capulines o caimitos. Lo que sí abundan en El Salvador son los mamones,
especialmente los mamones machos.
Lo
que pensábamos hacer con nuestro garrobo, era “clonarlo”. Así como hicieron
en Inglaterra con una oveja; para que perdure la especie y que el garrobo
ya no sea especie en peligro de extinción. Si usted decide aceptar tan difícil
misión y logra el objetivo; el gobierno de la República le otorgará la medalla
al valor en el grado de “Grandísimo Hijo de la gran Patria”. Y nuestro pueblo-especialmente
los migueleños-lo honrarán como héroe nacional; y a lo mejor, hasta lo sacan
en la carroza de la “Tick tack” en el desfile del carnaval de San Miguel.
No
dudamos que con alto fervor cívico usted le entrará al toro por los cuernos;
o en éste caso-al garrobo por la cola- y aceptará la misión encomendada.
No sin antes advertirle que si usted es hecho prisionero o secuestrado por
los cholos que se “hueviaron” nuestro animalito, nosotros no lo conocemos,
ni nunca lo hemos contactado. Es más, ya se nos olvidó quién es usted.
Esta carta se autodestruirá en cinco segundos...cuatro, tres, dos, uno..........Pún!!!
Firma:
Licenciado
M.A. Ñoso
Secretario
del secretario del sub-secretario.
¡Me
quedé cabizbajo y meditabundo! No sé que chingados significa lo que
dije, pero ayer se lo oí a Pedro Sevsec en Telemundo, y se le oyó bien bonito.
Saqué mi sobretodo que tenía guardado en el ropero, me puse unas gafas obscuras
y un sombrero tipo Elliot Ness-el de los Intocables-, enciendo un cigarrillo;
y viendo maliciosamente a mi mujer, le pregunto: ¿verdad que me parezco
a Humprey Bogard-el de la película Casablanca?-.
¡No,-
me responde ella-. Más bien te parecés al Inspector Closeau-,el de la Pantera
Rosa, o al doctor Chapatín de Chespirito!
¡No
jodás, -le digo-. Si te dejé bien apantallada. Hasta con la boca abierta
estás!
¡Tengo
la boca abierta,- me dijo-, porque pensé que eras un loco que se había metido
a la casa. Si hasta a la policía iba a llamar.
Mirá,-
le digo-. Acabo de aceptar una misión imposible.
¿Cuál?-
me pregunta ella-.¿Al fin te vas a bañar?
No,-
le digo-. Peor que eso! Pero no te lo puedo decir porque es una misión secreta.
Solo te puedo decir que me voy a hacer famoso, y hasta me van a hacer héroe
nacional. Solo imagináte, voy a entrar en los anales de la historia nacional
junto a los padres de la patria como José Matías Delgado, Manuel José
Arce, Capt. Gerardo Barrios, el chele Medrano y Roberto D´Aubuisson. ¡A
no, esos últimos dos no. Fúchila, fúchila!
-Y
ella me dice- ¿Y a vós qué mosca te picó, o de cual fumaste? ¿No me digás
que ya le estás poniendo a la mota otra vez?
No,-
le contesto-. ¡Es que al fin me voy a hacer famoso!
¡Famoso
yá sós!,- me dice ella-. ¡Tenés fama de mala paga y de que solo chupás de
gorra con los cheros! ---¡Mejor hay la cortamos. Hay te guacho al ratón,
porque me voy a poner tras la pista de un garrobo que lo traían unos pollos,
que los pasó un coyote, para venderlo como consomé de gallina india.
¿De
qué púchicas estás hablando vós?,- me preguntó-.
No
me hagás caso y hay los vigrios!!!
Me
puse inmediatamente a trabajar en el caso. Empecé a ponerle coco al asunto,
y me pregunté: ¿Si yo fuera a vender al último garrobo macho sobre la faz
de la tierra para hacerlo fricasé, o al mojo de ajo, adonde lo llevaría?
Y la respuesta me vino como de rayo. ¡A un restaurant salvadoreño! ¡Pero
por supuesto!
¡Eureka,
recáspita, carámbanos y recórcholis! ¡Ya veo que las pastillas de Fosforine
que me mandaron de El salvador, sí funcionan!
Así
que empecé a buscar en el directorio telefónico de Los Ángeles, los restaurantes
salvadoreños. Pero no contaba que aquí en Los Ángeles hay como chorromil
pupuserías. (Que curioso, no. Que aquí en Los Ángeles se comen más pupusas
que en todo El Salvador). Así que me dirigí a la primera que me encontré.
Llegué a “El Papaturro”; pedí el menú, y cual no sería mi sorpresa que allí
estaba tocando German Mangándi, ex integrante del grupo Fiebre Amarilla,
y le pregunto: ¡Oíme German!, ¿no tienen garrobo?.
-Y
me contesta-.¡No, pero tenemos sopita de patas, pupusas de ayote, salpicón,
tortas de chacalín y pescado seco envuelto en huevo? ¿No se te antoja también
una horchatilla, o un fresquito de chán, o de guanábana? ¡De postre tenemos,
chilate con nuégados, leche poliada, y atol de piñuela. Y también tenemos
Pílsener importadas desde El Salvador con su respectiva boquita de sopa
de chipilín.
¡No,-
le digo-. Lo que ando buscando es garrobo.
¡Garrobo
no hay,- me dice-. Pero si llegamos a tener hay te aviso! ¡Sále y vale!
¡Salú pué!
Continué
la búsqueda de mi garrobo, y me dirigí al próximo restaurant. Entré en “La
Pupusa Loca”. Me senté al lado de una señorita muy hermosa la cual estaba
soplando su comida, porque de seguro, estaba caliente. Me acerco a ella
y le pregunto. ¿Está caliente su pupusa? Y ella me contesta.:
¡No,
pero si me dá una sobadita en las chiches, de volada me caliento!
¡No,-
le digo!- ¿Que si está caliente su comida?
¡Huy,-
me dice-. Que metida de pata dí!.
¡No
tenga pena!. -Le digo-.¡Yo a cada rato la meto!¡La pata, por supuesto!
¿No
sabe si venden garrobo aquí?,- le pregunto-.
¡No,
pero tienen patitas de tunco, rellenos de pacaya y güisquil, chorizos de
Cojute, tamales Pizques,
yuquita con chicharrones. Y de tomar hay fresco de tamarindo, ensalada y
cebada.
¡Ando
buscando garrobo!- Le digo-.
¡Garrobo
no hay,-me contesta-. Así que si no va a tragar, vaya desocupando el asiento
para otro cliente!
Continué
la búsqueda de mi elusivo reptil en otros restaurantes. Fui al Chilamatal,
al Tecleño, al Amanecer, al Camino Real, al Texis, al San Salvador, al Izalqueño,
al Sonsonateco, a Mi Ranchito Salvadoreño, a La Flor de Izote, y en ninguno
tenían garrobo. Me dirigí al parque MacArthur para ver si algún compatriota
de los que por allí comercian con las micas chuecas sabían donde vendían
garrobo. En eso se me acerca un chavo con los pantalones talla XXXXXXXXXlarge,
pelón y con un grán número 18 tatuado en el cuello y me pregunta.:
¿Que vás a querer. Crack o
mota?¿O querés una tarjeta de residencia, social security, o licencia?
-Y le pregunto- ¿Vós sabés
donde venden un garrobo por allí?
¿No
sós de la DEA o de la migra?,- me pregunta- ¡Porque con ése gabán parecés
que sós chota! ¡No ombe!, -le digo-. Solo quiero saber si sabés adonde venden
garrobo frito. ¡Pues mirá Ese!,- me dijo-. ¡Por hay anda la bola que unos
batos de la “MS” se trajeron un lagarto de allá de San Sivar, y lo fueron
a vender al restaurant “El Migueleño”, para poder pagar al coyote que los
trajo. Y parece que el plato de garrobo lo están dando en 100 bolas, porque
dicen que es el último garrobo que hay en todo el mundo.
¡Migueleño=garrobero!
¡Pero como no se me ocurrió antes! ¡Gracias por el flash manito, y tené
cuidado con los policías. Por que si te agarran, te mandan deportado para
El salvador, y allá los están matando.
¡Que
se cuiden ellos, porque aquí y allá nosotros hacemos lo que nos dá la gana.
Allá ya tenemos hasta sucursales de la MS y de la 18. Y desde aquí los cochamos!
¡No ves que todos nos tienen miedo, y se les aguada el pedorro cuando nos
ven pasar! ¡Por allá anda uno de nuestros camaradas más famosos. Le dicen
“El Directo”,porque vá directo a hacerte mier...coles de ceniza!
Llegué
al restaurant “El Migueleño” ya bien cansado de andar a pata por todo Los
Ángeles. Le pregunto al dueño: ¿Por hay me pasaron el flash que aquí venden
garrobo sin licencia?
-Y
el dueño me dice-. ¿Y que los garrobos manejan pues, para que necesiten
licencia?
¡No
seás bayunco!,-le digo-. ¡Y no me salgás con turbiedades, ni con piricuacuas
que esto es serio y de interés nacional! ¡Estoy aquí en una misión especial
del gobierno de El Salvador! ¡soy el agente secreto cero-cero-T!
-¿Y
qué es lo que querés sabés pué?
-¡Quiero
saber si vós sós el que le compraste un garrobo a unos cholos que venían
de San Salvador!
-¡Si.
Yo se los compré! ¿Por qué?
-¡Es
que es el último garrobo vivo que queda en El Salvador y en el mundo entero.
Y estoy aquí para rescatarlo y mandarlo de regreso, y de una forma u otra
no saldré de aquí sin mi garrobo!
-¡No
es el último garrobo!,- me dijo-. ¡ERA el último, porque ya está cocinado
y listo para comer.
Y
lanzando un grito al cielo le digo:¡Ay, Dios mío. No es posible que le hayan
dado matarili! ! ¡Acaban de cometer un garrobicidio! ¡Oh, my goodness.
I can’t believe it! ¡Y todo por saciar el apetito de algunos que piensan
que la sopa de garrobo es buena pa’ la cruda; y que comer garrobo les da
energías para que se les pare la pal...mera!
¿Y hoy qué les digo a
los del Ministerio? ¡Ya no me van a dar mis medallas, ni mi pensión vitalicia
del Inseguro Social! ¡Adiós desfile en el Boulevard de los Ebrios, digo,
boulevard de los Héroes! ¡Que fracaso. Esta tragedia es más grande que la
de la goleada que nos zampó Hungría en el mundial del 82!
Y
todo ahuevado me siento a llorar mi derrota.
Una
mesera se me acerca y me dice: ¡Ya no chille don Memo, que se le vá a correr
el Rimel de los ojos!. Límpiese los mocos, y coma algo para que le baje
el agüite.
Me
lleva una sopita. Me la tomo de volada, y hasta me chupo unos huesitos medio
raros, y le digo a la mesera: ¡Ta buena la sopita! ¿de qué es?
¡Es consomé de garrobo!,- me
dice-.
Y
soltando otra chillada le digo. ¡Por la grandiosa mil cuatrocientas putas...hoy
si que la cagué. ¡Ya ni modo. Tráigame tortillas, un bote de curtido, limoncito
y chilito; porque está sabroso el condenado garrobo!
¡Voy
a tener que mandarles el garrobo ya digerido, envuelto como tamalito a los
del Ministerio!