MEMORDÍAZ

LA BAJADA

        La última vez que estuve de vacaciones en nuestro país, se estaban celebrando las fiestas patronales de mi ciudad natal, San Salvador, las cuales son en honor del Salvador del Mundo y que culminan con la tradicional transfiguración del Cristo Redentor, conocida comúnmente como "la bajada".
        Cuando llegué al Aeropuerto Internacional, como a las seis de la mañana, iba bien alegre y contento porque había vuelto a mi querido terruño patrio; el cual, solo algunos meses atrás, había sufrido uno de sus peores desastres naturales de su historia por los terremotos de enero y febrero del 2001; y yo quería ir a pedirle al divino Salvador del Mundo, con mucha fe y devoción, que las cosas cambiaran para nuestro sufrido país .
        Al salir del Aeropuerto Internacional estaba cayendo un señor cachimbazo de agua que había inundado la carretera hacia la capital. El perol en el que me fue a traer mi primo Toño parecía canoa en vez de carro en aquel caudaloso río de agua y lodo. Pero al llegar a la altura del desvío a Olocuilta ya había escampado y el astro rey asomaba sus brillantes cachetes en medio de las pocas nubes grises que todavía se rehusaban a desaparecer.
        Mi primo Toñito se dirigió hacia mi y me preguntó
:
¿no te querés echar unas pupusitas de desayuno?
        -va´pué
-le digo-. Vengo con hambre porque en el avión solo me dieron "An aple pie and a cup of coffe".
        -hablá en cristiano vos. ¡No te entiendo ni mier...coles de ceniza!.
        -perdoná. Que solo comí pastel de manzana y una taza de café.
        -entonces ¿por qué púchicas no decís eso?, ¡indio bajado del cerro, pedazo de guanaco imitación de gringo!
        -perdoná, es que se me fue la onda. Todavía ando pensando en inglés, pero ya estoy de regreso a mi patria querida y voy a empezar a hablar rapidito como todo un buen guanaco.
        
Llegamos a una pupusería en Olocuilta y pedí cuatro pupusas de arroz, dos pasteles de carne, tres platanitos fritos, un pedazo de semita pacha, y dos tazas de chocolate, a las cuales le cayeron como cinco moscas que parecían pilotos kamikaze japoneses al lanzarse en picada vertical dentro de las tazas humeantes de chocolate caliente. Pedí la cuenta y la dueña de la pupusería me dice:- son quince treinta-.
        
-¡qué barato!- le digo.
        
-son quince treinta, pero dólares americanos, porque ya no agarramos colones.
        -¡qué!
-Exclamé sorprendido-. Yo pensé que era en colones . ¿No se ha equivocado en la cuenta, doñita?
        -no, mi rey. Las pupusas, los pasteles y la semita son a dólar, los plátanos a setenta y cinco ,y el chocolate a ochenta, además hay que pagar el IVA.
        -¡híjole. Está más caro que en Los Ángeles!
-exclamé a regañadientes-.
        
-Te bajaron primo. Es que ya te vieron la cara de turista.- Me dijo Toño-.
        
-ya me di cuenta, pero que no abusen, porque una cosa es que me vean cara de turista y otra que me vean cara de Pen...jamo. Pero bueno, así que quede. Vine de vacaciones y no quiero hacer cóleras y enfermarme de la bilis porque ando medio jodido del hígado de tanto tomar "screwdrivers".
        -¿qué dijiste vos?
       -se me fue de nuevo la piscucha.
       Dije que estoy jodido del hígado de tanto vodka con jugo de naranja.
        -¡Ah!. No te preocupés. Aquí se te va a ir la inflamación del hígado, los dolores de espalda que traes de tanto manejar en los frigueyes, las agruras, y hasta el insomnio. Te vuá llevar donde una amiga mía que es buena para dar masajes que te va a quitar todos los dolores y te va a dejar como tiernito.
        -¡Es sobadora o quiropráctica tu chera?
        -no´mbe. Es prostituta de la calle Célis.
        -No gracias. Vine a quitarme el stress, no a andar buscando pu...lseras, ni a que me bajen el dinero las chavas.
        -Bueno, pero si te dan ganas de ir a echar una canita al aire solo me avisas.
        -Tá chévere, pero neles de todas maneras.
        -¿Y eso. Desde cuando te volviste fiel a tu mujer? Si vos eras el primero de decir que fuéramos a burdeliar. ¿No será que ya te hiciste del otro equipo, o ya te fuiste a bañar al Acahuapa?

        -No Toño, lo que pasa es que llega uno a una edad que se calma y solo quiere estar tranquilo.
        -A mí se mi’hace que vos ya no se te para la babosada y por eso estás con esas ondas.
        -¡no jodás! ¡ponéte pues, a ver si no se me para!. Ya deja de joder y lleváme donde mi tía.
        
Llegué a la casa de mi tía y empecé a desempacar. A los pocos minutos llegaron mis otros primos, mis tíos, y unos cheros de mi barrio que tenía años de no verlos. Todos fueron a ver que les había llevado de regalo, pero yo no les había comprado nada; y por pena, les empecé a repartir toda mi ropa; mis camisas, mis bluyines, los tenis que traía, hasta un par de calzoncillos manga larga los agarró el más pequeño de los hijos de Toño que dijo los iba a ocupar de calzoneta para jugar fútbol. Así que me quedé solo con un par de shorts, unas camisetas desmangadas y unas yinas.
        
-¡Total, aquí todo es playa!- me dije.
        
-Además vengo de vacaciones y así ando cómodo.
        -Te tengo sopita de gallina india que tanto te gusta
-me dijo mi tía-, pero como ya te cayó toda la flota de primos, no va a alcanzar. Así que hay que mandar a traer comida para toda la bola de gorrones.
        -Voy a ordenar comida para que la traigan
-dijo Toño-. Hoy ya estamos como en los Yunáis que te llevan la comida a tu casa. Vos no te aflijás por nada que vos venís de vacaciones y no vas a gastar en nada, yo pago .
        -Eso espero
-le dije-, por que no traje mucho pisto; solo lo suficiente para los pocos días que voy a estar y para comprar unos dulcitos y unas cincuenta libras de queso duro blandito para ir a vender allá a Los Ángeles.
        
Pero cuando llegó el motociclista con la comida; Toño y los demás se hicieron los majes, y yo, por pena, tuve que pagar la cuenta . De ribete el chavo no traía cambio y le dije que se quedara con el vuelto de un billete de a cien dólares.
        Al ratito llegó Chepito, mi otro primo.
        
-¡Quiúbole Memo. Tanto tiempo sin verte. ¿Ya te sacaron?
        -Ya me sacaron quince dólares en el desayuno y como cien más para mandar a comprar pizzas para el almuerzo de todo el familión que me ha venido a saludar.
        -No Memito. Me refería a que si ya te sacaron a dar una vuelta.
        -Todavía no. Acabo de venir hace como media hora.
        -¿No querés ir al campo de la feria a montarte a las ruedas?
        -fijate Chepe que tengo años de no ir a la feria. Me agrada la idea. Perate le voy a decir a mi tía que voy a ir con vos a la feria a montarme a las ruedas y de allí a catedral a ver "la bajada".
        
Llegamos al campo de la feria e inmediatamente me llegaron aquellos olores tan peculiares que desde mi infancia no sentía. El olor de los churros españoles, del ponchecito caliente, de los elotes locos, del algodón de azúcar, del Chocomilk, de los dulces de cajeta de membrillo, colación, mazapán, camote, higos y chilacayote.
        El ruido de los altoparlantes que anunciaban circos, ruedas, loterías y puestos de comida me dejaron sordo en unos pocos minutos. Y, como si nunca hubieran pasado los años, llegaron a mi mente los días de las vacaciones de agosto cuando era niño y me montaba a las ruedas junto a mis padres y hermano.
        
-"Prestáme unos cincuenta dólares para montar a las ruedas a los bichos. No tengás pena que te los pago la otra semana. Es que no me han pagado un trabajito que hice y ando sin cinco en la bolsa".         -Me dijo mi primo Chepe.
        
-Te los regalo. Pero no me pidás más que ya no tengo.
        -Me voy a montar en los carros locos-le dije a mi primo-.
        -Para eso no tenés que venir a la feria
-me respondió-. Solo agarra un taxi y pedile que te lleva a Metrocentro y es la misma cosa. Mejor montate en la que está detrás del Zipper.
        -Ya empezás vos con tus jayanadas. Mejor vos venite de retroceso y te montas en mi gusano.
        -Vos sos el lépero. Te estoy diciendo que detrás del Zipper han traído una rueda nueva que se llama Ciclón y está bien chiva.
        -Prefiero las sillas voladoras
-le dije-, porque me acuerdo cuando aventaba de una patada a las cipotas que se montaban delante de mi y enseñaban todos los calzones. También el satélite, el martillo y la tómbola. Fijate que una vez me quedé trabado en la Chicagona en lo más alto cuando estaba cayendo un señor talegazo de agua y se fue la luz.
        Diciendo eso estaba cuando en ese mismo momento empieza a caer una tormenta. Todo mundo salió corriendo a refugiarse en champas, circos y puestos de venta de comida. Nosotros también corrimos a refugiarnos del aguacero a una lotería.
-Ya que estamos aquí voy a probar suerte -me dije-.
        Quise agarrar dos cartoncitos que me parecieron ganadores porque uno tenía la calavera pelona y el otro tenía al cotorro y me recordaban a mi suegra; pero una viejita curcucha me dijo que toda la tabla era de ella. La viejita casi no podía caminar y era medio ciega; pero volaba cada vez que cantaban una bolita y se podía los cartones de memoria. Después me enteré que era la mamá del dueño de la lotería.
 
¡       Con razón solo ella ganaba todos los premios!
        
-"Si ya no suenan, apuntadores, llegando al centro"- Decía el que cantaba las bolitas en la lotería.
        
-"Fuera manos, va la primer bolita". "Cierra las piernas mujer", le dijo el indio a la indiana; "no ves que te pueden ver la Estrella de la mañana"... "La estrella, la primera pelota".
        -"Soldado de casco nuevo que vives en el cuartel; mejor me agarras un huevo y te diviertes con él"...  El soldado la segunda bola".
-"Yo tengo un niño pelón que de noche duerme con gorro. Si te ve de culumbrón bien te hace pedir socorro". .."El gorro la siguiente pelota"
        -Ya la regamos.- Me dijo mi primo-. Nos metimos en la lotería de Atiquizaya y yo ando con mi mujer y mis cipotes, y no quiero que oigan las leperadas de dicen estos babosos.
        -Ya me la puedo de memoria
-. Dijo uno de los hijos de mi primo.
        
-¿Cómo decís mono pasmado?. ¿que ya se la pueden?
        -Si
- dijo de nuevo el niño. Al colegio llevaron el cassette y lo pusimos en clase.
        
-¡ve que cipotes más ca...ballos estos. Uno los manda a la escuela para que estudien y mirá lo que aprenden.
        
- Dejá de hablar babosadas-. Le dijo su mujer-. Que vos eras igual. Te escapabas del colegio para irte al billar y a los cines del centro y tuviste que pistiar al director del colegio para que diera el diploma de bachiller.
        
-¡ejem, ejem!.Si, pero eran otros tiempos. Perate que lleguemos a la casa cipote pasmado. A vos y a tu nana los voy a cachimbiar.
        -Achís, ¿y a mi por qué?
-dijo la señora.- Por la verdad te enojás. Mejor vámonos para la casa que ya me encachimbaste y hoy, por andar de bravito, no voy a hacer cena.
        - Me vale ve...inte. Me voy a ir a cenar a Doña Mercedes o a los Cebollines con el primo Memo. Además trae mucho Dólares de los Yunáis y se va a dar a querer conmigo, y no me esperes a dormir esta noche porque nos vamos a ir de jira artística al Lipps y al Titanic.
        -A mi no me metas en tus pleitos con tu ruca
. -Le dije-. Mejor lleváme a ver la bajada, que a eso vine.
        -No se enoje Teresita y no le haga caso a este loco. Solo vamos a ir a ver la bajada y nos venimos de regreso. Además mañana tengo que madrugar porque quiero ir con toda la familia a la Costa del Sol y relajarme porque a eso he venido de vacaciones, no a oír pleitos.
        -Es que este baboso me saca de quicio con sus tonterías. Váyanse a ver a la bajada. Pero sino viene a dormir este sinvergüenza hoy por la noche, mañana le aparecen sus tiliches en la calle.
        -Venite Memo y dejemos esta vieja bruja echando espuma por la boca.
        -¡Bruja tu abuela!.
        -¡Con mi abuela no te metas!.
        -¡Entonces no me jodás!.
        -¡Ya cállense los dos!. Mejor voy a agarrar un taxi para ir a catedral y así santo remedio.
        -Que no chingue esta vieja pelo de cuca. Vos venís de visita, te saco a pasear y esta momia empieza a joder.
        -Y vos, cara de cuche, barriga de vieja preñada. Ya estas viejo e impotente. Ya ni con Viagra ni tocándote el Himno Nacional se te para, y te la llevas de cipote. Mejor andá ve si ya parió la tunca.
        -¡Shut up both of you, I cannot take it anymore!
        -¿Qué dijiste vos?
        - ¡Que se callen el hocico los dos!. Ya me sacaron de onda. Vayan a darse de trompones a su casa. Yo me voy a catedral a ver la bajada, que a eso vine. Salú.
        
Tomé un taxi todo desconchiflado de un viejito que yedía a puro guarón y a sudor rancio. Me bajó quince dólares por la carrera del campo de la feria a catedral.
        Me bajó como a tres cuadras de catedral porque había miles de gentes y no se podía pasar. Tenía años de no ver tantas personas reunidas en catedral después del entierro de Monseñor Romero y recordé aquellos momentos tan trágicos de nuestra patria cuando murieron cientos. Oía comentarios de las personas decir que este año había mucha más personas congregadas porque estaban pidiéndole al Divino Salvador del Mundo que ya paren las desgracias con que hemos sido castigados últimamente. Un grupo de viejitas beatas cantaba "perdón oh Dios mío, Dios mío perdón. Perdón Señor mío. Perdón y piedad".
        Se encontraban las máximas autoridades eclesiásticas de nuestro país, así como también el vicepresidente y el alcalde de San Salvador, el señor Héctor Silva.
        Un chichipate le gritaba al alcalde:
"Arrepiéntete Silva. Arrepiéntete antes de que sea demasiado tarde".
        
-Le pregunté al bolo: ¿por qué le grita que se arrepienta el alcalde?. ¿Que es pecador?
        -No
.-me dice. Le grito que se arrepienta de la ordenanza municipal que firmó de que no nos van a vender guaro de las doce de la noche a las seis de la mañana. Eso es anticonstitucional, atentatorio y violador de los más profundos y elementales derechos humanos. Y tenemos que protestar contra esa arbitrariedad del alcalde.
        -"¡Los bolos unidos, jamás seremos vencidos!"
        
En eso vi aparecer la imagen del Divino Salvador del Mundo que llegaba sobre la segunda calle oriente rumbo a catedral. Al llegar frente al atrio de la iglesia empezaron la misa, los sermones y discursos de rigor de parte de las autoridades presentes. Todo mundo lanzaba alabanzas y vivas.
        
-¡Qué viva El Salvador del Mundo! -Decían en los altoparlantes-.
        
-¡Que viva!.- Respondía la gente en coro-.
        
-¡Que viva el santo rey Dios del universo!.
        -¡Que viva!.
        -¡Que viva mi suegra!
-Dijo un bayunco que estaba a la par-.
        
-¡Pero que viva muy lejos! -Respondió él solito-.
        
-¡Que viva tu madre!, -le contestó un paletero-.Y se agarraron a golpes hasta que los separó la PNC.
       Me fui a colocar a la par de la estatua de Gerardo Barrios. Adelante de mí estaba un señor con su hijo montado a cucucho en sus hombros que no me dejaba ver la carroza donde estaba Papá Chús. Y cada vez que me hacía para un lado para ver mejor, el cipote,- por joder-, movía sus nalgas hacia donde yo estaba.
        Así que no vi la bajada. Solo vi las nalgas hediondas a caca del bicho.
        De repente, sentí que algo se movía en mi bolsillo trasero. Instintivamente me llevé la mano al bolsillo y logro reconocer dos dedos que no eran los míos. Me volteo, y era un tamalhuashte que me estaba sacando la billetera. Le agarré la mano y que me saca tamaña pechetrina y me dice:
-"soltame la mano viejo cerote, o te dejo mocho de los dedos".
        No tuve más remedio que dejarl o ir y salió corriendo echo un pedo en medio del gentío.
        Empiezo a gritar como loco: -¡Policía, policía!. ¡Un ladrón, un ladrón ! ¡HELP! ¡HELP!
        Un maitro que estaba al par me dijo: -¡Shh. Mejor cállese y no siga al mañoso, ni llame a la policía, que no vale la pena y le puede ir pior. Estos cipotes ladrones están más protegidos que nosotros los ciudadanos honrados por las ridículas leyes del menor infractor.
        
-¿cómo cuánto dinero tenía en la cartera? -me pregunta el tipo-.
        
-como doscientos dólares.
        
-allí esta lo malo -me dijo-.
        
-¿cómo que allí está lo malo?. No le entiendo-le respondí-.
        
-Si hubiera traído más dinero pudiera haber interpuesto alguna clase de demanda en la PNC; pero, como sólo eran doscientos dólares, no se considera robo, sino que solamente falta. Y las faltas no son meritorias a persecución ni encarcelamiento. Además hoy se necesita llevar pruebas contundentes a la fiscalía; como fotos, videos, etc. Hay que tener por lo menos dos testigos presénciales. Además, el mañoso tiene que haber sido agarrado in fraganti, y que el robo halla sido en "horas hábiles", no en horas nocturnas.
        
-¡A la grán puta!-. Le contesto gritando, ya encachimbado. ¿Y que no es la misma mierda pues?
        -Robo es robo,
-le dije- y ladrón es ladrón. Sea por cinco centavos o por robarse millones de colones como Robertío Mathies y Co.
        -según las "modernas" leyes guanacas, no es lo mismo "Chana que Juana"
-siguió argumentando el tipo- .
        
-¿y que debería haber hecho?. ¿Esperar a que me diera vuelto el tamarindo, o acaso pedirle un algún recibo o comprobante al que me robó?
        -yo nada más le digo como está la jugada por aquí.
        - pues que leyes más pen...sadas. ¿Y para eso se luchó tanto? ¿para que al fin la oposición tuviera representación en la Asamblea Nacional, solo para que fueran a poner leyes tan idiotas?
        -Mejor baje la voz y no siga gritando, que por eso sí se lo puede jalar a usted la PNC; por escándalos en la vía pública, por atentar contra la seguridad física y psicológica del ladrón, daños a la propiedad pública, amenazas a la autoridad, y por rehusarse a ser arrestado. Así que usted lleva las de perder.
        -Y todo empurrado me volteé a seguir viéndole las nalgas al cipote que tenía enfrente el cual me seguía tapando la vista.
        -Por las mil quinientas p... ¡Me bajaron la feria. Me bajaron.!
-Me repetía una y mil veces, en lugar de estar orando y rezando.
        Cuando terminó el acto religioso me fui a pata a casa de mi tía porque no tenía ni para la camioneta de regreso.
Al llegar, ella me dice:
-Venís todo sudado. Parece que te divertiste mucho en la feria. ¿Viste la bajada, mi´jito?
-No la vi...pero la sentí.
-Le dije-. No por algo a El Salvador se le conoce como "El país de la bajada".
        No por la bajada de nuestro Señor; sino, porque todos se quieren bajar al señor que tiene enfrente.
-No te entiendo-. Me contestó.
-No me haga caso tía. Que solo yo se mi rollo.
-Desde que vine todos me han "bajado". Parientes y particulares.
-Pero, por lo menos... ¿te gustó?
-¡Qué me va a gustar! Pero, de cuerudo que soy..... ¡el otro año vengo de nuevo!

        ¡Y se acabucho, cara de chucho!
 

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