Venid a ver conmigo
este mapa de mi tierra sulfurosa y volcánica.
Venid a
ver este dolor que estalla
aprisionado entre sus dos océanos.
El mapa aquí
lo tengo.
Fijaos bien en esta mano simple que señala.
En esta mano de hombre
sin anillos papales.
Voy a tocar a un Cristo.
Sí. Sí, aquí está.
Su cabeza herida
en la llanura de México,
su corona de espinas formada
con los niños héroes
de
la bandera tricolor
del águila, la tuna y la serpiente.
Venid a ver mi mapa
desgarrado.
Ved el cuerpo del Cristo y sus venas azules.
El Suchiate le ofrece
una esponja con agua
y una mano le quita la bondad de ese gesto
tan fluvial
y tan alto.
para su sed, Belice.
Ved el cuerpo del Cristo y sus venas azules.
En
el Petén hay llagas con olor a madera.
Ved su brazo derecho clavado en Tiquisate.
Mirad
el otro brazo moribundo en Honduras
sobre la Costa Norte.
Venid a ver,
que Nicaragua entera
es un lanzazo abierto
en el desnudo pecho
Cristo que
os indico.
Ved cómo el Cristo al firmamento mira,
Y oíd cómo sus labios marchitados
balbucen:
"No los perdones, Sandino.
Porque Ellos,
sí saben lo que hacen".
Mirad
los cárdenos golpes en su cuerpo;
aquí está en Venezuela
donde el petróleo es una
vasta sombra;
la carne magullada tiembla debajo de los Andes.
Sangran las minas
de Perú y Colombia.
El Amazonas llora su lágrima selvática
y cae, en medio, de
la noche de América.
Grita Cuba con voz azucarada:
suu miel es sangre de
vegetal campana
que golpea el anillo del mar en que reposa.
El cocodrilo
suelta su magnolia en el río
y el violín de los peces se desnuda en el agua,
y
una rosa silvestre de las costas de Chile
llora junto al estambre salado del nitrato,
¡Desgarrado
está el cuerpo!
Seguid mi mano simple sin anillos papales;
ved aquí en Panamá
las carnes mutiladas,
las oceánicas rosas golpeando su cintura.
¡Desgarrado
está el cuerpo!
¡Desgarrado en Colombia!
En Paraguay las llagas iluminan la noche.
En
Puerto Rico un hombre medita en una cárcel
y en el Brasil otro hombre regala su
ceniza.
¡Desgarrado está el cuerpo!
¡Mirad sus pies helados
clavados
en la Antártida!
En Perú los sonámbulos metales resuenan
como huesos quebrados
y
en la pampa Argentina hay temblor de caballos
por el Cristo del mapa.
Este
Cristo sangrante que mi mano señala
se llama Cristoamérica.
La piedra de su Iglesia
se levanta en Bolívar.
Morazán sostiene su bandera de siglos
y en su coro de
niños su mineral estatua
nos abre su esperanza.
Cristoamérica que estás en
el pueblo,
que estás en el niño, en el pan y en la uva
esperamos que tú resucites
el día tercero.
Cristoamérica, cristo sin madero.
El mar es quien recoge tus espinas.
Lleno
de explotación, sin golondrinas.
Atropellado Cristo petrolero.
Cristoamérica,
fuerte y jornalero.
Camarada que sangra en las usinas.
¿Por qué no te levantas
y caminas
atropellado Cristo bananero...?
Acuérdate que estás crucificado
sin
tener en la sangre más pecado
que dejar exprimirte y ofenderte.
Deja tu
cruz y rompe tu cadena,
porque Simón Bolívar te lo ordena
en nombre de su espada
y de su muerte.