Nació en la ciudad de Izalco, Sonsonate, el 10 de Abril de 1939, publicó sus escritos en las Ediciones Gallo Gris y obtuvo el segundo premio en los Juegos Florales Centroamericanos y Panamá con su trabajo "Poemas Para Seguir Cantando".
Hoy eres solamente
cualquier sobrante de heno
que se aburrieron
de
morder las bestias...
¿Y habrá quién todavía,
nos diga lo contrario?
Hoy no
respiras.
Hoy se te negó el aire:
Cómo un santo soberbio.
¿Cómo justificamos
ésto,
esa tu muerte pálida, de paja...?
¿Y quién afirmaría, que nosotros
-poetas-
no estamos complicados
en esa muerte tuya?
¿Quién se atreve a decir,
inútilmente
la
perdida lujuria de la rosa?
¡En éste caso nadie...!
Ahora tu corazón,
es
una fruta seca
consumida en su mismo aroma.
Ahora tus ojos son
un par de
gotas duras
pesándole a la noche.
Ahora tu cuerpo
desolado pétreo,
es nada
más el cauce
que agotó el río.
Ahora sí,
al fín mañana mismo
tendrás tu propia
tierra.
Tu corazón,
-tractor en el subsuelo-
romperá las parcelas
de tu
alto pecho agrario.
Sembrarás la protesta
dolida de tus dientes.
Y estoy
seguro
que mañana,
tu voz vendrá temblando
en los cereales.
Y en la leche
más tierna
del maíz
cabrá la gota sagrada de tu genio.
Francamente,
cualquiera
afirmaría
que tú viviste de hombre.
La vorágine herida de mi grito
aún lo está
preguntando:
¿Fuiste invierno,
que retornó a su orígen?
¿O fuiste lana,
que
volvió a su oveja?
¿O la grave nostalgia,
de algún minero antiguo?
O la mueca
del hacha,
reventada de un golpe?
¡Francamente, penetra la tristeza...!
Después
de todo,
lo sentiremos mucho.
Lo sentirá mi pecho
y la herramienta tuya.
Lo
sentirá la lluvia
y el sol del mediodía.
¿Qué más después de todo?
Yo por mi parte,
-poeta
en la esperanza-
lo más que ofrecería,
es besarte las manos coaguladas,
mientras
me duele el canto.
Y en el futuro
-eso sí, lo prometo-
¡saludar las auroras
de tu nombre!
Hay cosas en la vida de los hombres,
profundamente tristes...
Uno ha
querido amar
con torrenciales ansias
y el asombro le apaga
la voluntad
de un golpe...!
Uno abre el corazón
intensamente
como si abriera un día
con
sus anchas luces.
Eso lo hiciste tú Sandino,
darte a todos los hombres
con
efusión ardiente.
Eso lo hiciste tú
sin admitir siquiera,
que el amor
a la Patria
y a los hombres,
es como derramar
la vida de antemano...!
Eso
lo hiciste tú, Sandino
con una voz resuelta,
y un hondo sentimiento
en la
mirada...
Tú, hombre de ésta tierra,
gran ráfaga de luz
en medianoche,
tibieza
y entusiasmo
soldado de amplio pecho.
Tú, hombre de éstas Patrias
heredades
ajenas...
Yo no sé, yo no sé
pobladas de tristeza...!