JORGE A. CORNEJO
1923
- 2005
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HOY DUELE SONREIRNo me pidas, amada, que sonría.
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Yo te quiero a mi lado
entonando los sones de un himno;
germinando el
maíz con tus manos,
y en la rueca del sueño
retorciendo la cálida lana.
Yo
te quiero a mi lado,
jubilosa, ayudándome
a salvar esta patria hundida hasta
las sienes;
te quiero infatigable
empuñando el anhelo de las vindicaciones.
Que
las nuevas mañanas
la llenen de ardentía,
y en la repartición del canto
sea
el amor barbecho
en cereal esperanza frutecido!
Te quiero ancha de besos
con
un vasto regazo
en sayal extendido para todos los niños.
¡Ay, mi única!
Reparte
tu sonrisa en telúrico abrazo
a los hijos anónimos,
que hallaron asfixiada la
alegría
en el túnel batracio del lamento.
Yo te quiero a mi lado
total
y repartida
en la paz inviolada y el amor redimido;
yo te quiero en el nombre
de
la patria futura
definitivamente mía.
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TÚ, EL PUEBLO Y LA POESÍANosotros dos, amiga, |
Yo no quisiera, amor, la fe caída,
pero si alguien violentamente
nos empuja
el corazón en la amargura
levantemos el canto que nos llena.
Te aseguro,
mujer, que nos acechan
para hacernos caer de la esperanza
como dos niños sólos
en el llanto.
Te aseguro, mujer, que nos persiguen,
que nos buscan la voz
para ahogarnos
porque le tienen miedo a nuestra dicha.
Prohibido sonreir, tener
ancha la risa,
y si acaso intentamos
desayunar tranquilamente unos cuantos
claveles
te aseguro, mujer, que nos destierran:
y los diarios locales
(órdenes
superiores) a grandes titulares
dirán que se salvó la patria.
Yo no quisiera,
amor, la fe caída,
pero le tienen miedo a la sonrisa
y nos quieren atar el alma
entera.
Enarbolar la fe,
tener muy alta la esperanza
está contra la ley,
está
contra el derecho,
porque le tienen miedo a la alegría.