JORGE A. CORNEJO
1923 - 2005

        Maestro, poeta y crítico de arte. Miembro de la "Generación Comprometida". Nació en 1925 en Usulután  y falleció en San Salvador en 2005. Fue maestro escolar y estuvo involucrado con el ex ministro de educación Walter Béneke, en la reforma educativa de 1970.
        Su amistad con el pintor José Mejía Vides generó su interés por la pintura, y aunque él nunca pintó, dejó varios ensayos sobre pintura.
        Sigue con fervor la poesía lírica aunado con la de protesta. En sus escritos suplica y ama con voz enardecida y se identifica con la mujer no sólo para amar, sino para protestar la persecución política.
SI LLEGARA A PERDERTE
¡Ay...
si llegara a perderte!
Supongamos, amiga, por algo inevitable
o bien por un motivo baladí,
si llegara a perderte definitivamente;
por ejemplo, esta tarde
esta tarde en que amamos
sin reservas
hasta las cosas simples de la tierra,
 
Ay, amiga,
si llegara a perderte,
si a mi lado te tornaras espuma
en el largo lamento
por donde no camina la esperanza,
se hundiría mi canto
de auroras prometidas.
Pero por sobre todo:
¿Qué palabra, que llama inagotable
llenaría de impulso mi anhelo abierto al viento?
¿Qué sonrisa de total transparencia
le pondría otras alas a mi pecho?
Ay, la ardentía de lucha
que sostiene
el torrente de mi sangre.
Si llegara a perderte...
¿En qué oscuro subsuelo crecerían mis manos arañando silencias?
Lo digo
porque ahora tenemos
más amor repartido
y un poco menos tierra
para sembrar el canto
de la patria.
 
Querida,
aunque nos echen lodo en la sonrisa
y con golpes de piedra
nos maltraten el alma,
no podrán derribarnos la esperanza
ni obligar nuestras voces
a dejar intocadas las herencias del llanto.
Si llegara a perderte:
(es tan solo un decir)
perdóname estas cosas
tan absurdas,
pues también cuando se ama
de manera indecible,
pensamientos amargos
nos perturban los sueño

 

 

 

 

 

 

 

 

 

HOY DUELE SONREIR

No me pidas, amada, que sonría.
No basta el rumbo de una sola dicha
para cambiar definitivamente,
todo el rostro reseco de estos pueblos.

No quieras que te cante,
yo tengo la palabra tosca
de tanto enarbolar los puños,
desde un tiempo disperso.

Si sólo tú estuvieras apoyada
en la vigília de mi amor terrestre;
solo tú, apacible, crecieras en mis ojos
sí sólo tu sollozo
agitara el latido de mi sangre;
encendería el verso en alboradas lentas.
Pero junto a mis manos
sometidas al trigo petrificadas
hay millares de manos de millares de níños
empujando mis sueños,
 
Mujer, mi gran amiga,
hay junto al rictus sombrío de mí boca
tu dulce boca triste
y todos los dolores y llantos.
No me pidas, amada, que sonría,
yo sé que tú quisieras canciones de rocío
madurándote el sexo;
yo sé que tú quisieras tenderte sobre el musgo
y allí elevar mis hijos al rumorar de un río.
Aspiras a la orilla del mar,
del viento,
de las estaciones florecidas
buscando mí poema de amor
para embriagarte y te llenas el pecho
de mi voz dolorosa.
Pero te digo, amada,
que debes alegrarte de perpetuar mi angustia
te digo que te vistas tus rosas y tu luna,
porque en mi corazón abofeteado
cabe aún la esperanza.

JUNTO A LA PATRIA MÍA

Yo te quiero a mi lado
entonando los sones de un himno;
germinando el maíz con tus manos,
y en la rueca del sueño
retorciendo la cálida lana.

Yo te quiero a mi lado,
jubilosa, ayudándome
a salvar esta patria hundida hasta las sienes;
te quiero infatigable
empuñando el anhelo de las vindicaciones.

Que las nuevas mañanas
la llenen de ardentía,
y en la repartición del canto
sea el amor barbecho
en cereal esperanza frutecido!

Te quiero ancha de besos
con un vasto regazo
en sayal extendido para todos los niños.

¡Ay, mi única!
Reparte tu sonrisa en telúrico abrazo
a los hijos anónimos,
que hallaron asfixiada la alegría
en el túnel batracio del lamento.

Yo te quiero a mi lado
total y repartida
en la paz inviolada y el amor redimido;
yo te quiero en el nombre
de la patria futura
definitivamente mía.

ESTAR AQUÍ
 
Estar aquí
en presencia de amor definitivo,
en cereal repartido;
crecer en sangre nueva y fecundada
y ser en la espiral del fruto
la cabal esperanza de la tierra.
Estar aquí
y encontrar necesarios nuestros sueños;
en la paz realizada,
congregando simientes y banderas,
y en el beso sellado en nuestros hijos
perennizar la alianza con la rosa.
que un pan cadeal de maíz o de trigo
(siempre será lo mismo)
manos sin ataduras multipliquen
con los diarios aceites
que consuman los mitos legendarios.
 
Mujer, mi compañera
en el rescate de la absoluta aurora,
del corazón perpetuo,
y del saber sincero de sal liberada.
 
Estar aquí
y en la hora de las manos unidas
saber que el hombre canta.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

TÚ, EL PUEBLO Y LA POESÍA

Nosotros dos, amiga,
mi íntima en el tiempo,
podemos saludar a la luz del alba;
cercar la primavera con los brazos.
Podemos tener sueños hermosísimos,
podemos sonreir llenos de júbilo,
y hasta cantar un poco
cuando llegue el invierno.

En verdad mi pequeña,
nostros dos tenemos
el amor y la vida.
Tenemos la esperanza
sobre las hojas muertas del otoño.
Y ya verás, hermana,
podremos repartir a manos llenas
verso a verso la poesía;
para que nadie enlode su grito y su palabra,
para que nadie llore,
para que nadie caiga
más hondo que el lamento.

Nosotros dos, amiga,
podemos ayudar
en la resurreción de la alegría,
dejar alta la noche en los luceros
y abrir puertas al día
con la llave del canto.

Querida,
nosotros dos tenemos
un claro testimonio de poesía
.

POEMA DE LA ESPERANZA

Yo no quisiera, amor, la fe caída,
pero si alguien violentamente
nos empuja el corazón en la amargura
levantemos el canto que nos llena.

Te aseguro, mujer, que nos acechan
para hacernos caer de la esperanza
como dos niños sólos en el llanto.

Te aseguro, mujer, que nos persiguen,
que nos buscan la voz para ahogarnos
porque le tienen miedo a nuestra dicha.
Prohibido sonreir, tener ancha la risa,
y si acaso intentamos
desayunar tranquilamente unos cuantos claveles
te aseguro, mujer, que nos destierran:
y los diarios locales
(órdenes superiores) a grandes titulares
dirán que se salvó la patria.

Yo no quisiera, amor, la fe caída,
pero le tienen miedo a la sonrisa
y nos quieren atar el alma entera.

Enarbolar la fe,
tener muy alta la esperanza
está contra la ley,
está contra el derecho,
porque le tienen miedo a la alegría.

Tamen

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