Es que el
Juancho era bien chumpe, y por puro majoncho se fue en la chicagüita, y terminó
tronchado en el bonche del parque Libertad.
“Yo
soy macho, mi lucha es nomás es por el grencho. Por darle chance, chamba fija,
y no de cosecha como andan muchos a puros güechos. Echaré riata pa´ darle su
ranchito. Pa´ que no viva en ranchos desguarranchados entre puros
chiribiscales. Pa´que se pueda echar sus changas bien cholotonas, con sus
buenos chojoles- aunque sean chilipucas-, y un su chipuste de carne o de
chorizo, y que en la mañana no le falte su pichelada de leche.
Pa ´que pueda sembrar sus chilacayotes, sus
chilitos, sus majonchos, sus lechuguitas, sus chicozapotes o lo que se hinchen
los huechos, pero en su propio cacho de tierra.
Pa´que críe sus propios chanchos y se pueda
embuchacar sus chicharrones. Pa´que no ande chuña y deje de chapalear en este
charco de churria en que lo han enchucado algunos chafarotes que gobiernan bien
chueco sirviendo nomás de choleros y de chotas a los chelesy a los ricachones….¡Y por tata Chús, les
juro que esto no es gancho!!”.
Y al Juancho nomás le hacía “Chucús,
chucús” el chacalele, como que era macho chúcaro, de escuchar tanta chulada.
¡Achís!-se dijo-, este
chelote será también chafarote, pero se ve cachimbón y habla bien cueshte. Yo nunca he andado en chambres de
política, por los chanchullos, pero con este chelón, quizás le voy a hacer la
cacha. ¡Achís, quién quita omb!
Y el chumpe del Juancho se echó los
chirajos de chumpa, afiló la cutacha, chainió sus guaraches, hizo un tambache
con sus chécheres y le dijo. “Chiao” a la Concha con la que solo estaba enchachado
detrás del matocho. Le dio unas chimbimbas a los bichos y valiéndole picha
dejarlos bien peches y chirientos-y al más chiquitillo todavía de pecho-, se
echó los tiliches a cucucho y salió echo un cachinflín tras el Chelón que del
Chaparrastique salía para Suchitoto.
-¿Y usted chero?
-Me llamo Juan Ochoa, pero me dicen Juancho.
-¿Y que chinches le picó Don Juancho?
-Pues que quisiera chambiar por la causa.¿ Por
que no hacemos un cambalache?. Le doy los majonchos y me lleva en su chunche.
-Vea, yo le haría el cachete pero yo solo soy
chofer. Mejor charle con el chingón del partido.
-¿Y quien es el mero chingón?
-Es el larguirucho sin grenchas que parece
tenguereche. Pero escuche mejor chero, no se encuche en esta chingadera y
cuanto menos ¡de choto!. Yo si me enganché por las ciento ochenta chuyas, no
porque me guste andar en cochinadas. Pero, al no cachar más chance ¿qué
púchicas voy a hacer pues, omb?.
-Es que sería arrechito tener su ranchito con
un su cachito de tierra pa´sembrar sus chojolitos-como dice el chero ese del
gran mostachote-.
-¡No le crea!. ¡Son puras guáshpiras!. Con ese
cuento se quiere enganchar a los grenchos, y a la hora del bonche los va a
dejar bién enchutados. Vea, yo no quiero ser metiche, pero ¡ay vea!¡usted es el
que pierde!
Y el Juancho volteó a ver, pa´ver lo
que perdía. Y vio a sus bichitos. Uno, cholco-y no de los dientes de leche-. El
otro, janiche. Y los dos: chirientos, neshnes, chuñas. El más pichonzote, con
una cachucha en la chola, pa´ taparse los chindondos de los chusazos de
mosquito. Los vio tan pechistios que pensó que estaban ticuiriches. Vio al más
chiquito-Minchito-prendido de la chiche, chupando puro aire, porque ya nachas
de leche que echaba la Concha de peche que estaba. Vio a la Concha, medio choca.
Los ojos cheliosos y los cachetes burrunchudos, como hoja de chichicaste. Le
vio la cherna, hinchada de un chuzazo de alacrán-o a lo mejor de chinche-en la
mera chimpinilla, que se le enconó cuando la echaron del hospital. Vio su
rancho, todo desguarranchado, casi sin techo. Lleno de charcos del agua que se
chorreaba por los juracos y echado de lado como que era chapulín. Vio el
chiribiscal. Sin chapodar por falta de un machete pesado. Vio la chucha
aguacatera, llena de jiote y cargada de chuchos. Vio al único chancho, macho,
más peche que un chiflido, sin chance de darle cuchitos. Vio la milpa
aguachinada. Vio a su mama acurcuchada. Se vio los chirajos de ropa lleno de
parches. Vio su cutacha toda chirimueliada. Vio su mano derecha, con tres dedos
mochos del machucón que le dio un trapiche. Y de tanto ver cochinadas se le
pusieron los ojos chahuitosos y los acuchuyó pa´ no seguir guachando y vio que ¡A LA GRAN CHUCHA. NO TENIA
MUCHO QUE PERDER!
Así es que charló con el larguirucho que
parecía tenguereche sin grenchas, y se enganchó en la movida chueca ¡de puro
majoncho!
Cuando el ejército se presentó al parque
Libertad a deshacer la concentración, al chafarote chelón se le vio parlamentar con los oficiales y
retirarse en seguida escoltadopor
miembros de la Cruz Roja y saludado militarmente por la tropa.
Después que se retiró, se oyeron disparos…
Todavía no se ha determinado el número de
muertos que hubo entre los Tanchos, Lenchos, Minchos, Monchos, Juanchos y demás
jinchos enganchados…